"No me dejes perder lo que he ganado..."
Federico García Lorca.
Acordarme de ti... Jamás memoria,
prendada de tu encanto, bastardea
mi afición, que rodando te desea
como espiral de sempiterna noria.
Otra será en tu afán la transitoria
debilidad. Que mi firmeza es tea
lo prueba estar ardiendo, y la tarea
que da pavesas a mi humana escoria.
Sonando siempre con la voz distinta,
a los conflictos de las horas reta
para alzar luego tu adorada cinta.
Enterrada en mí mismo dulce veta
que, a la vez que sin trabas corre en tinta,
mi corazón y libertad sujeta.
"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
jueves, 19 de diciembre de 2013
jueves, 5 de diciembre de 2013
PERFUME
"Los olores persigo de tu viento...".
Miguel Hernández.
No te has ido. Mi piel te lleva escrita
con la delicadeza de un aroma,
como roce sutil, como carcoma
que fascinante mi pasión suscita.
Tal vez ni puedes irte. Circunscrita
en esta carne vas, caliente poma,
que de tu hechizo presa en la redoma
a ti se vuelve, evoca y necesita.
Yo sé que no. Delicias de tu tacto
femenino, fragancias: no las pierdo,
pues juntas firman indeleble pacto.
El negro plomo del olvido lerdo
podrá abatir mi alma con su impacto...
mas de tu impronta quedará el recuerdo.
Miguel Hernández.
No te has ido. Mi piel te lleva escrita
con la delicadeza de un aroma,
como roce sutil, como carcoma
que fascinante mi pasión suscita.
Tal vez ni puedes irte. Circunscrita
en esta carne vas, caliente poma,
que de tu hechizo presa en la redoma
a ti se vuelve, evoca y necesita.
Yo sé que no. Delicias de tu tacto
femenino, fragancias: no las pierdo,
pues juntas firman indeleble pacto.
El negro plomo del olvido lerdo
podrá abatir mi alma con su impacto...
mas de tu impronta quedará el recuerdo.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
POETAS ROMÁNTICOS INGLESES: CANTO VIII
Memoria en donde vibras,
hija de la Hermosura,
como las cuerdas de los violines,
como el sonido de las arboledas
y el cantar de las fuentes,
con esa música que se torna más débil,
pero que nunca desaparece,
suspiro del aire, perezoso
susurro de espumas
que viene hasta mi orilla desde ti.
Sentidos en los que tu dulzura
asentó su dominio
de jazmín y alhucema,
de quintaesencia de la primavera,
ungiéndome con aroma invisible,
llegando a la buhardilla
de mis sueños de hombre,
mensajera a la que siempre reconozco
cuando me entrega en mano
las cartas que me escribes.
Palabras que llueven despacio
para cubrir mi lecho,
igual que caen los pétalos
de las rosas de agosto,
y componen la lengua que me roza,
el abrazo de hechicera
agonía, la sábana
voluptuosa en que los deseos
una y otra vez
contemplan su Ave Fénix renacer de cenizas.
Pensamientos meciéndose en la tarde,
cobrizas ramas de los chopos,
cunas de mi alma niña
que te aguardaban desde el nacimiento,
que tenazmente te buscaron,
que ahora, en el ápice
de su gloria, notan también temor,
porque quizás el ladrón de la ausencia
cuando ya te hayas ido
arrebate al final todo ese lujo
que devolvió a mi vida tu alegría.
martes, 5 de noviembre de 2013
LA CUESTIÓN
En momentos insólitos
uno puede llegar
a sentirse feliz.
Desde que abandoné las tiranas
reglas de la métrica
noto que me ocurre.
Acabo de salir a la plaza.
El viento, optimista,
pone su palmadita en mis hombros.
Pasivos jubilados
estiran los raídos
calcetines del tiempo.
Veo el enjambre de críos
apelotonados frente al escaparate
de las chuches,
como dípteros sobre azúcar.
Quizá la libertad sea esto.
O algo muy parecido.
El problema consiste
en saber qué hacer,
en saber qué escribir.
La eterna cuestión,
que diría el clásico.
Dilema sin sentido,
que opinaría el holgazán.
viernes, 18 de octubre de 2013
AMOR QUE TRIUNFA DE LAS INCLEMENCIAS
"...y siempre en el sepulcro estaré ardiendo".
Francisco de Quevedo.
Mal enmascaran desnudez los años
y al roto armiño sin cesar cayendo,
pero, a despecho, yo te estoy queriendo
con asombro de propios y de extraños.
Ya ni cuento el dolor, los desengaños
acaban pronto por partir huyendo,
que de tal suerte voy entretejiendo
la red estoica de mis muchos daños.
Más profesión de fe que de esperanza,
a no mudar atada la costumbre,
esta pira ni mengua ni se enfría.
De la madura edad hecha semblanza,
apenas dudo que senil alumbre
y hasta después de la existencia mía.
Francisco de Quevedo.
Mal enmascaran desnudez los años
y al roto armiño sin cesar cayendo,
pero, a despecho, yo te estoy queriendo
con asombro de propios y de extraños.
Ya ni cuento el dolor, los desengaños
acaban pronto por partir huyendo,
que de tal suerte voy entretejiendo
la red estoica de mis muchos daños.
Más profesión de fe que de esperanza,
a no mudar atada la costumbre,
esta pira ni mengua ni se enfría.
De la madura edad hecha semblanza,
apenas dudo que senil alumbre
y hasta después de la existencia mía.
jueves, 3 de octubre de 2013
I N C E R T I D U M B R E
"Oir la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse..."
Lope de Vega.
Especular con lo que fue certeza,
venir dudando y a la duda uncirse,
interrogar, sentir y consumirse
en esta playa plena de aspereza.
Saber que tú te ahogas de tristeza,
no encontrar el remedio y maldecirse,
querer y no poder, quedarse, irse
y en cualquier punto descubrir flaqueza.
Como Ulises, al palo estoy atado
mientras surca mi nave el peligroso
estrecho donde moran las sirenas.
Pero tu voz, en cambio, me ha faltado:
por eso, en laberinto tenebroso,
sólo el silencio abrigará mis penas.
y no poder del árbol desasirse..."
Lope de Vega.
Especular con lo que fue certeza,
venir dudando y a la duda uncirse,
interrogar, sentir y consumirse
en esta playa plena de aspereza.
Saber que tú te ahogas de tristeza,
no encontrar el remedio y maldecirse,
querer y no poder, quedarse, irse
y en cualquier punto descubrir flaqueza.
Como Ulises, al palo estoy atado
mientras surca mi nave el peligroso
estrecho donde moran las sirenas.
Pero tu voz, en cambio, me ha faltado:
por eso, en laberinto tenebroso,
sólo el silencio abrigará mis penas.
miércoles, 18 de septiembre de 2013
SONETO A UNOS LABIOS
Pueden juntarse, como azul cantueso,
y en mi rostro su roce delicado
posar, el fiel aliento enamorado
de mis sentidos brevemente preso.
Pueden, en oración, el blando peso
alzar al firmamento, musitado
con palabras devotas, y a tu lado
muy hondo herirme pareciendo ileso.
Pueden, en fin, desde sus gradas puras,
alcanzarme en un vuelo, donde libo
mi nombre en mieles de tu voz de oro...
Aunque es, Amor, al tiempo que murmuras
los versos palpitantes que te escribo
cuando a tus labios plenamente adoro.
(De "Justa medida").
miércoles, 4 de septiembre de 2013
EL MIRADOR DE LA ALHAMBRA
Poned en el collar de sus palabras
la clemente sentencia;
y en el pilón gastado de su boca,
entre los surtidores de agua clara,
gotas de sol brillante.
Sobre el cañón del Darro, a cielo abierto,
se deslizan palomas de sus ojos,
lágrimas que regresan
transportando arrayanes en el pico.
Ved la sombra alargada, retraída,
frente a los corredores,
escuchad el suspiro
como niebla que enreda los cipreses
en el atardecer.
El viento da la mano a las dovelas,
enjuga sin cesar los azulejos
y, con su bocanada,
renueva el crisantemo de las cúpulas.
Que no os convoque nunca la codicia
ni el insultante apego de los hombres
que dominan el mundo,
sino la aristocracia de las almas
cuando inquirir queráis
el secreto de un puro paraíso...
Lentamente, desgrana
el diluvio del tiempo en los bancales
su aguanieve de horas,
su ceniza que borra el horizonte.
Con pesadez de plomo por los iris
el sueño de la vida nos aleja
- ¡oh, ciego torbellino de premuras! -
de la contemplación.
Pero en el cuarto oscuro
de nuestros corazones,
el recuerdo de reyes que en las trovas
y en todo cuanto alcanza la belleza
tuvieron su tesoro
con asombro se queda arrodillado.
(De "Beberse el Leteo").
martes, 20 de agosto de 2013
POETAS ROMÁNTICOS INGLESES: CANTO VII
Ninguna melodía tan seductora
como la de tu voz,
ningún territorio comparable
a los que se prolongan
entre los confines de tu piel,
ningunos mares como los tuyos...
Menciono lentamente
colina y desierto,
arroyo, bosque, sierra,
césped que mis manos
apenas osan presionar,
crepúsculo flotando
en los lagos sin fondo con que miras.
Porque, de una forma exquisita,
no explicada por juicio racional
ni dicha con las reglas de la lógica,
tú existes en cada cosa
que vive sobre el mundo
y a su vez esas cosas
en porciones pequeñas
se contienen en ti.
Y siempre en tu presencia
resulta innecesario buscar trinos,
aguas en que lavarse,
espigas para el pelo o la sonrisa,
piedras preciosas para la belleza,
verdes helechos en que acostar
a la cansada ternura.
No hacen falta, querida,
si tú llenas
la muda desnudez del tiempo
y tomas posesión,
como los meteoros que atraviesan
la noche,
del cielo de mi espíritu,
conociendo también tu impronta
al final de este canto
que igual que un ramo, ahora,
aprietas junto al pecho conmovida.
lunes, 5 de agosto de 2013
LA MANDRÁGORA
El mensaje del móvil decía: "Nos vemos
a las cuatro en La Mandrágora".
No tiene nada de raro
ni tampoco significa una clave.
Se trata solamente del nombre del local...
De modo que llevo unas dos horas
esperando. La chica, desde luego,
lo merece. Pinta cuadros y acumula
otras habilidades, tantas
que se podría llenar un libro.
Por lo demás está estupenda.
El caso es que no termina
de aparecer. Intento, en mi tabla
de náufrago, distraerme: las camareras
disponen sobre la barra perfecto escuadrón
de cipayos de cristal; una pareja
se besa entre orquídeas desesperadas;
esa mujer de enfrente, en cambio,
recuerda un busto de bronce.
Yo diría que me suena su cara.
Pero a lo mejor es que, después
de mi tercer irlandés,
comienzo a flotar un poco espeso
y, en el fondo, no quiero confesarme
que me han dejado tirado.
viernes, 12 de julio de 2013
DESEO
"Abrí todas las puertas al deseo..."
Fernando de Herrera.Las nubes forman celestial embozo
del horizonte, en larga comitiva
que, como fiel nodriza compasiva,
cubre del Astro Rey el rubio bozo.
La verde hoja que a la luz un trozo
arrebató, con cita imperativa
desciende hasta la plata fugitiva
del manantial por prolongar su gozo.
El ave que trazó de parte a parte
su vuelo solitario en los oteros
regresa al nido de calientes lazos.
Así quisiera yo también hallarte
y, al cómplice brillar de los luceros,
desfallecer de amor entre tus brazos.
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