"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
miércoles, 21 de noviembre de 2018
POETAS ROMÁNTICOS INGLESES: CANTO XXVI
Tibiamente te deslizas por mi cuello
con lenguas de jilgueros, con mariposas
que se ahondan en mis entrañas
y, cual llaves maestras del encerrado
corazón, lo alzan en un rapto,
transportándolo luego
a cimas en que el gozo
es tan inmenso que no puede pensarse.
¿Son las velas las que parpadean
temblorosas o es tu aliento
que está avivando cráteres en mi piel?
¿Es la cadencia de tu voz
o más bien ese otoño en el que los árboles
de tu alma se desnudan
uno tras otro para mí?
¿Tanto bien es real?
¿De verdad venías
hace muchas jornadas caminando
hasta mi sombra solitaria?
Me encanta tu lenguaje
por el solo motivo de que es tuyo,
y las caricias de musgo
que lo escoltan,
y este cómplice guiño de las pupilas,
y los labios dispuestos
como bucles rojizos a besarme.
¡Oh, mi Odalisca, no te distraigas
al remover el fuego
que exhala su rosario de centellas
en la cóncava chimenea!
Tras las ventanas gime desesperado
Enero, pero aquí dentro,
en el galante crisol de los abrazos,
se funde hasta la última
capa de la memoria
y al muñeco de cera que me habitaba
ya sin remedio lo convierten en charco
las efusiones de tu intimidad.
lunes, 5 de noviembre de 2018
EL DISCÍPULO
Vive
dentro de mí un discípulo
inquieto, al que debo
gobernar.
Al verlo extender la mano
para tomar los dulces de la mesa
yo se lo prohíbo,
no sea que se acostumbre demasiado.
Si quiere privar al jardín
de todas sus flores, por capricho,
yo estoy ahí para enseñarle
que su abrazo vehemente las abrasaría.
A veces anhela gritar,
descompasado y loco,
pero lo detengo y le muestro
que lo oculto brilla más que el diamante,
y lo que no se ve
más que lo arrastrado bajo el Sol.
Su sed pretendería derramar
cuantos cántaros hay en el mundo,
antes de escucharme decir
que el agua de la belleza
es tan rara y costosa como el oro...
Entonces duerme el campo
y al rayo de la tenue luz de nácar
él empieza de nuevo a tejer
el ilimitado tapiz de los versos.
Y eso, desde luego, no puedo impedírselo.
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