"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
martes, 21 de febrero de 2017
EL PIANISTA
El otoño es un pianista
que derrama su agua melancólica
sobre el alma.
Las hojas caen y apenas
rozan el suelo, como dedos
acariciando leves
teclados de marfil.
Pero el pianista continúa
pronunciando su frase
lentamente.
En la sala en penumbra,
las notas vuelan entre el terciopelo
de los muebles marchitos,
entre el sopor
de las plantas antiguas,
más allá de las esquinas
de los retratos apergaminados.
La lluvia
dibuja en los cristales
un pentagrama ilusorio.
Y la frase se escucha
en el silencio,
sumergiendo su cubo de madera
en el profundo pozo de mí mismo.
El alto cielo oculta,
tras las dunas de nubes,
el recuerdo de la brasa del sol,
mientras el viento
en las copas de los árboles
susurra unas palabras
que nadie parece comprender.
Salvo acaso el pianista,
terco intérprete
de la letra brumosa
del corazón,
persistiendo a despecho
de los desaforados ruidos de este mundo.
Ahora lo oigo claramente
y sé descifrar
la tristeza perenne de su música:
hoy hace cuatro años
que mi padre ha muerto.
domingo, 5 de febrero de 2017
EL IMPULSO
Si tú estás triste no hay mayor tristeza;
si lloras de pesar mi luz se apaga;
y si padeces por tu senda aciaga
mi propio caminar también tropieza.
A tu consuelo, rauda, se endereza
mi vida, que te siente abierta llaga,
a separar de ti la hiriente daga,
a soldar nuestras almas de una pieza.
Quiero tu daño reducido a nada
y en este campo, que serena al viento,
bruñir paciente amanecer de oro.
Quiero volverte alegre la mirada,
resucitar las dalias de tu aliento,
poner tu risa en el celeste coro...
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