domingo, 4 de septiembre de 2022



OCTAVIO AUGUSTO (63 a. C.-14 d. C.) fue el primer emperador de Roma. Era sobrino nieto de Julio César (quien le acogió en adopción) y a su nombre original, Cayo Octavio, se le unió el título de Augusto ("el Venerado") otorgado por el Senado el año 27 a. C. Octavio se encontraba estudiando en Apolonia (Albania) cuando se enteró del asesinato de su padre adoptivo, César (44 a. C.). Decidido a reclamar su herencia, el joven marchó a Roma y, desoyendo el consejo de sus familiares, empezó una intensa actividad política. Hizo valer su candidatura al consulado, que el Senado aceptó a pesar de su irregularidad. Octavio combatió las pretensiones de Antonio, pero después se alió con él y con Lépido, constituyendo el llamado "Segundo Triunvirato", un pacto que habría de durar cinco años. Los triunviros, dueños del poder, proscribieron a todos sus enemigos, ejecutaron a no pocos de ellos (Cicerón fue una víctima de esta purga) y confiscaron sus bienes a más de 2.000 caballeros y a 300 senadores.

En el año 42 a. C., Octavio y Antonio vencieron a los asesinos de César, Bruto y Casio, en la batalla de Filipos (Grecia). A partir del año siguiente, los triunviros se repartieron el mando del Imperio romano: Octavio se quedó con Occidente, Antonio con Oriente y Lépido con la provincia de África. En el año 36, después de derrotar en Sicilia a los últimos partidarios de Pompeyo, Octavio destituyó a Lépido, a quien permitió continuar en Roma como Pontífice Máximo, únicamente responsable de los asuntos religiosos. Mientras tanto, las relaciones con Antonio habían empeorado mucho. La ruptura definitiva se produjo cuando éste repudió a su esposa Octavia, hermana de Octavio. Estallada la guerra por el poder supremo, Antonio se acantonó en Egipto y se alió con la reina Cleopatra (haciéndose también su amante, a semejanza de Julio César). Sin embargo, en la batalla naval de Accio (31 a. C.), Octavio derrotó contundentemente a sus enemigos. Al año siguiente ocupó Egipto, donde las muertes de Antonio y de Cleopatra le dejaron como dueño indiscutible del Imperio romano.
Octavio regresó a Roma en 29 a. C., celebrando un triunfo apoteósico. En 27 a. C., ya convertido en Augusto, resignó sus poderes extraordinarios y los puso a disposición del Senado, el cual le pidió que los aceptase por diez años más, plazo que fue objeto de sucesivas prórrogas hasta el fin de sus días. Los últimos años de Augusto se vieron ensombrecidos por los problemas de su numerosa familia y por la desastrosa derrota sufrida por las legiones de Varo en el bosque de Teutoburgo (Germania), el año 9 d. C.
Aunque de hecho gobernó como un monarca absoluto, Augusto siempre manifestó que detentaba el poder por voluntad del pueblo. Ejerció el consulado 13 veces y su autoridad descansaba realmente en la aquiescencia de la asamblea senatorial, que después de casi un siglo de discordias civiles no se encontraba con fuerzas para oponerse. El mando sobre todos los gobernadores provinciales y sobre las legiones, y la suprema potestad para convocar al Senado, proponer leyes y dirigir la política romana son características del "Imperio" ejercido por Augusto.
Su larga administración (29 a. C.-14 d. C.) se caracterizó por la reforma de las provincias, la regulación de los impuestos, la restauración de la justicia y el restablecimiento de la paz y el orden en todo el mundo romano. El Imperio se consolidó dentro de sus límites naturales: el Atlántico al Oeste, el desierto del Sahara por el Sur, el río Éufrates al Este y los ríos Danubio y Rin por el Norte. La propia Roma se reconstruyó y ennobleció gracias al urbanismo y a las construcciones con mármol. Las Letras encontraron en Augusto al mejor de sus protectores: Horacio, Virgilio, Livio y otros muchos escritores recibieron el estímulo de su ayuda y su recompensa. Se rodeó de colaboradores tan valiosos como Agripa y Mecenas. Si bien en su juventud de triunviro, acuciado por el deseo de eliminar toda oposición, cometió vituperables excesos, la nota dominante del carácter de Augusto (que trasladó a su gobierno) fue la de una calculada y práctica moderación.
Fuentes: "Historia de Roma" (Theodor Mommsen). "Decadencia y caída del Imperio Romano" (Edward Gibbon).
Imagen: Octavio Augusto (63 a. C.-14 d. C.).