"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
miércoles, 23 de septiembre de 2015
POETAS ROMÁNTICOS INGLESES: CANTO XVII
Mira la hierba: es afortunada,
porque resurge del féretro del invierno
y despliega su verde tapiz
sobre la general extensión de colinas
y terruños humildes, creciendo
en los márgenes de los manantiales,
a lo largo de las polvorientas veredas,
aceptando por igual la caricia
del rocío y el balido de los rebaños,
unánime en su ofrenda generosa.
El matrimonio entre el Sol y la lluvia
engendró esta hija alegre
y siempre dispuesta a cubrir
con su sábana las imperfecciones
del barro, la aridez de la tierra
desnuda, como si su destino
fuera embellecer el curso del tiempo,
el fondo de ese cuadro
que con pausado desfilar silencioso
pintan las estaciones.
El mismo efecto provocan en mí
aunadas tu presencia y tu voz,
pues, incompleto planeta, mi carácter
responde a la llamada
de la ternura, al dulce pretexto
de la belleza, a las sonrisas
gozosas de una olvidada juventud,
y se transforma en miles
de pequeños nacimientos
en los prados que vuelve a pisar tu aurora.
Nada conocemos de este itinerario
repleto de misterios
que nos vemos forzados a recorrer
cada día de nuestras vidas,
pero acaso es posible saber una verdad,
repetida con la constancia
de los ciclos que renuevan el mundo:
Dios, que arrojó sobre nuestros hombros
la abrumadora carga de la muerte,
también nos ha legado en desquite
al poderoso Amor...
martes, 8 de septiembre de 2015
C A S I N O
El sudor comienza a resbalar
por mis sienes.
. Debe ser el ambiente cargado.
O quizá la ansiedad.
Ya me han soplado unos cuatrocientos...
Sobre el tapete verde
parecen arañas las manos que se crispan.
El mazo del crupier
rige de manera implacable.
¿Por qué el tío
tendrá que hablarme en francés?
Atento: saca naipe.
Le levanto apenas la solapa,
conteniendo la tensión de mis dedos...
Rombos, un siete.
Toneladas de mala fortuna
se desploman, de golpe, en mi cerviz.
Sin pronunciar palabra me escapo
hacia la calle.
El aire de la noche
brinda una ficticia
absolución, un transitorio
engaño en velos negros.
Si pudiera olvidarme de mí mismo;
si pudiera
no tener que disputar más partidas
de este juego en el que se pierde siempre...
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