"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
lunes, 16 de diciembre de 2019
SONETO DEL EMBRUJO
En el pasillo, resplandor de velas.
Tu desnudez al fondo, sin más galas.
Dulcemente te acercas, como en alas
de un hada deliciosa... Ya consuelas
estas ganas de ser, estas franelas
rotas de desearte. Me regalas
tu belleza presente y sube escalas
la carnal tentación con que me encelas.
En el agua del baño te perfilas,
nueva Citera de las tibias olas,
con diestras armas que de amor afilas.
Hundes en mí tus garras y me asolas,
ángel feroz que come en mis pupilas
o me desangra a besos de amapolas...
miércoles, 4 de diciembre de 2019
DELANTE DE TI
Ojos de almendra en que saciar miradas,
undosos bucles, capilar diadema,
acento melodioso, solo tema
de mil palabras siempre delicadas;
promontorios, glorietas atezadas
sobre una piel de sorprendente gema;
provocador y contumaz dilema
de manos que al caer son ensalzadas...
Placer que humilla al envidioso mundo
manteniendo continuo centinela
no se puede acallar, de tan rotundo.
A la inquieta pasión clava su espuela
y precipita hasta lo más profundo,
en catarata de sensual canela.
lunes, 18 de noviembre de 2019
POETAS ROMÁNTICOS INGLESES: CANTO XXX
La hiedra es una verde túnica
que al recio tronco del roble
ceñida permanece, como símbolo
o imagen de pasión
mostrándose en la floresta
a cualquier caminante, y su vista
hunde sus raíces en el alma
más profundamente
de lo que simples miradas
podrían llegar a sospechar.
Unidos, planta y árbol,
al furor de las tormentas resisten,
y a los variados estigmas
de la tierra, del cielo
y de los calendarios,
en un afán de supervivencia
que es en sí esperanza,
teniéndose una y otro
en permanente entrega
que por sí sola basta frente a todo.
Pienso que de igual forma
al leñoso vástago de mi vida
se halla enlazado el amor,
pues, como en un ara la llama votiva
o en el lecho de amapolas
la dormida frente de Mayo,
así lo decretó Naturaleza
y los ha hecho inseparables,
en ofrenda sin fin
a los hados de una diosa propicia.
Por eso han de florecer juntos
entre libélulas azules
de la juventud, mientras
la savia los abraza
con único latido,
o crepitar sellados
dentro de su urna otoñal,
o para siempre hundirse,
a través de un sangriento crepúsculo,
en el mar de la noche al mismo tiempo.
lunes, 4 de noviembre de 2019
POETAS ROMÁNTICOS INGLESES : CANTO XXIX
Déjalos. No hagas caso de hombres
de ávida mirada que te desnuda,
porque el amor en ellos no es
más que un lazo de sudorosa carne,
y la medida que poseen
para enjuiciar todas las cosas
usa como balanza obsesiva
al sobado dinero, como si fueran
tasadores expertos, aunque ignorantes
de la indigencia en que sepultan su alma.
Olvida la tirantez de las mujeres,
su tonillo burlón, su vulgar
escrutinio, disfraces todos ellos
con que desfigura la envidia su fealdad,
y piensa que por desgracia
en el jardín que llevan,
creado para vaso de dulzura,
han prosperado los ofidios
y las podridas plantas
del atroz desengaño rencoroso.
Ninguno será jamás digno de ti,
pues son incapaces de comprender
la poesía, la belleza les parece
un insulto, la distinción
un permanente agravio
a la satisfecha mediocridad
de sus estómagos... y ni un ápice
de sensibilidad vas a encontrar
que, cual cómplice tuyo,
sea tu fuerza en los días y las noches.
Yo sé bien que tú no naciste
para el arado camino de los seres
innobles, que tu esencia alentó
como el sublime despertar de una rosa
y que en tu beso inmóvil no hay conchas
de impureza, ni ángel de óxido
en tus pupilas, ¡oh, hermana!,
y afirmo que tus oídos no fueron condenados
al necio griterío del mundo enfermo
sin tener la esperanza de escucharme.
lunes, 21 de octubre de 2019
EL ÁNGEL
Cuando leas esto
será porque ya habito dentro de ti.
Tal vez pueda explicártelo:
no me quedé a las puertas,
ni en los espléndidos
contornos de tus jardines
de mujer,
igual que otros hicieron;
yo penetré con los ojos
del corazón
hasta tu cuarto íntimo,
aquél en que tu ángel
se entristecía
antes de mirar con gratitud
al forastero
que iba a soltar sus alas...
Me besó, y aún guardo
ese rocío en mis labios.
Desde entonces comprende
lo que siento.
Y en el estanque puro
que ahora forman tus aguas
bajo él,
atentas a su vuelo,
caminan sin hundirse mis palabras.
lunes, 7 de octubre de 2019
VOLVER LA MIRADA
Tres años ya de merecer tu estima,
de corazón desnudo y confidencia,
de alimentar hogueras, de presencia
en tenaz ascensión hacia tu cima.
Tres año de encontrar, de amar con rima
donde no llega el beso, de apetencia
cada vez más de ti, en la creencia
de que no cesa el viento que me anima.
No son muchos tres años. Sin embargo,
¡qué plenamente culminar la vida
se siente al lado tuyo, qué descargo!
Tres años son del tiempo la medida.
Tres años de soñar mi barro amargo
con tu constante estrella suspendida.
lunes, 23 de septiembre de 2019
LA BASÍLICA
Aquí surgió. Dispuso como pudo
los cimientos, paredes, arbotantes.
El aire dilató y en sus cuadrantes
aprendió del incienso el salmo mudo.
La contemplas cabal. Valor y escudo
en cotidianos púlpitos besantes.
El necesario abrigo, las sonantes
voces del bronce desprendido y rudo.
Hasta una faz de cenital cobalto,
hasta su tersa perfección primera,
erige Amor sus torres del asfalto.
Templo sagrado y nuestro, mundo, esfera:
mi piedra en ti, columna de lo alto;
tu luz en mí, multicolor vidriera.
sábado, 7 de septiembre de 2019
O P O R T O
No fue en el Sol, de carmesí piragua,
ni en el redondo cráter de sus vinos;
tampoco en los alcázares marinos
por los que el Duero su caudal desagua;
no lo sentí en sus violas ni en la enagua
tendida de sus calles y caminos,
que suben fatigosos, ni en los finos
sueños de esmalte que la noche fragua.
Del jardín del Edén oculta piña
alimenta al poeta… Pero el día
su sorpresa final me reservaba.
Hallé lo más valioso en una niña
que en la Iglesia de Clérigos sombría
dulces pupilas de piedad alzaba.
martes, 13 de agosto de 2019
E C O
Christina Rossetti (1830 - 1894). Poetisa inglesa nacida en Londres, hija de un emigrante italiano y hermana del pintor y también poeta Dante Gabriel Rossetti. Llevó una vida muy reservada, cuidando de su anciana madre y componiendo textos religiosos, ya que era una ferviente anglicana. Colaboró con la llamada "Hermandad Prerrafaelita", un movimiento artístico que pretendía la vuelta de la pintura a la pureza de la época anterior a Rafael Sanzio, y del que formaban parte los pintores John E. Millais, William H. Hunt y el propio Dante Gabriel Rossetti, posó en ocasiones como modelo para ellos y escribió en la revista de la hermandad "El Germen", con el seudónimo de Ellen Alleyne. Publicó después varios poemarios, entre 1862 y 1893, llenos de hermosa melancolía, breves exaltaciones y recaídas frecuentes en la desesperanza. Murió a consecuencia de un tumor canceroso. El valor literario de Christina Rossetti no fue reconocido hasta mucho después de su muerte, en los años 70 del pasado siglo, cuando entró a formar parte con todo derecho del círculo de los mejores poetas en lengua inglesa. A ella pertenece el hermoso poema que transcribo a continuación, en traducción de Ángel Rupérez.
E C O
Ven a mí en el silencio de la noche;
ven en el locuaz silencio de un sueño;
ven con suaves mejillas y ojos tan brillantes
como la luz del Sol sobre un arroyo.
Vuelve con lágrimas, memoria,
esperanza, amor de años pasados.
Oh dulce sueño, amargo y dulce sueño
que despertar debieras en el Paraíso
donde colma el amor las almas que allí habitan;
donde sedientos ojos que suspiran
miran la puerta abrirse lentamente,
dejando entrar pero jamás salir.
En sueños ven a mí para que pueda vivir
mi verdadera vida contra el frío de la muerte.
Vuelve a mí en sueños para que pueda dar
latido por latido, suspiro por suspiro.
Baja la voz, inclínate,
como entonces, amor mío, ¡hace ya tanto tiempo!
domingo, 7 de julio de 2019
LA VISIONARIA
Emily Brontë (1818 - 1848). Escritora y poetisa inglesa, hija de un vicario anglicano. Toda su corta vida la pasó en Haworth (Yorkshire), absorbida por la pasión de la creación literaria. Publicó una célebre novela ("Cumbres borrascosas", 1847) y, en compañía de sus hermanas Charlotte y Ann, también un volumen de poemas en el que firmaba bajo el seudónimo de Ellis Bell. La tuberculosis, mal de la época y que acosó a toda su familia, la abatió a la temprana edad de 30 años, pero no pudo impedir que su memoria de gran escritora perdurase hasta nuestros días. Como un indómito espíritu de los páramos del norte de Inglaterra, aún se la puede evocar, intensa y secreta, apasionada y libre, leyendo las bellas páginas que compuso tanto en prosa como en verso. A ella pertenece el extraordinario poema que transcribo a continuación, en traducción de Ángel Rupérez.
L A V I S I O N A R I A
Silencio en la casa: están todos dormidos.
Sólo alguien mira la nieve amontonarse,
contemplando las nubes, temiendo que las brisas
agiten los cúmulos de nieve y los gimientes árboles.
Alegre es el hogar, suave el suelo alfombrado.
No hay puerta o ventana por donde entre el viento.
Llega clara a lo lejos la luz de la candela,
estrella que yo coloqué para guiar al viajero.
Frunce el ceño, mi altivo señor; repréndeme, mi señora airada.
Haced que me espíen vuestros siervos; amenazadme con la vergüenza.
Mas ni señor ni señora, ni suplicante siervo sabrán
qué ángel por la noche atraviesa este yermo de nieve.
Visitante del aire, así vendrá mi amor;
con secreto poder, a salvo de las acechantes trampas del hombre.
No habrá palabra mía que traicione al amado
aunque deba pagar mi vida por esta limpia fe.
Arde, pues, lamparita; clara y pura centellea.
¡Silencio!: un ala susurrante agita el viento:
es el esperado que ya viene hacia mí.
¡Extraño poder! En tu fuerza confío; confía tú en mi constancia.
viernes, 21 de junio de 2019
D E L I R I O
La noche o tú: ¿cómo saber quién besa,
quién aferra, acaricia, se abandona,
con largo abrazo sin cesar succiona,
en su vaivén al escapar regresa?
¿Quién me hace libre y a la vez me apresa?
¿Quién levanta mi torre y desmorona
con su puro capricho? ¿Quién corona
mi sensual ambición y la atraviesa?
¡Oh, denso mar de plenitud, corrientes
de miembros enlazados, repetidos
en amorosos dédalos candentes!
Ni a distinguir se paran mis perdidos
ojos, cubiertos ya por los torrentes
de luceros y labios confundidos...
miércoles, 5 de junio de 2019
LA AMADA
Si herida fue mortal, estaré muerto,
y si soplo de dioses, siempre vivo;
si fue tormento, me veré cautivo,
y si sólo ilusión, vagaré incierto.
Si dejó espacio, me encontrará abierto;
si se acabó, me iré definitivo;
si un estrago causó, seré el motivo,
y si pidió destreza, me haré experto.
Si fue sonido, llorará mi arpa;
si fue paisaje, llenará mi vista,
y si razón, dirálo mi escritura.
Si tendió anzuelo, yo seré su carpa,
que a esto me redujo su conquista:
a amor que ni remite ni se cura.
lunes, 20 de mayo de 2019
POETAS ROMÁNTICOS INGLESES: CANTO XXVIII
El poeta compite con otros artistas en el afán de perpetuar
la impresión de la belleza. Pero la palabra es sin lugar a dudas
el medio más apropiado para que permanezca viva y se difunda
a lo largo del tiempo.
Un cuadro donde tu rutilante
y provocadora belleza se mostrara,
como pulsera del deseo, o egregio
triunfo plasmado con pinceles
al que los ojos fueran a saciarse,
no podría resistir las mohosas
dentelladas de la decadencia
ni las cenizas que tercamente
porta el desfile de las estaciones,
empañando tu imagen sobre el óleo.
Una estatua de mármol o alabastro
en la que el artista
hubiera detenido el esplendor
de tu cuerpo de hetaira,
erigida en macizo pedestal,
sufriría la erosión de los hielos,
del viento y de la lluvia,
y tal vez acabase
a la vista de los hombres
con el borrado rostro de una esfinge.
Un templo levantado
en lo más alto de una acrópolis,
con la llama prendida
en adoración a tu memoria,
no estaría libre de los cataclismos
que conmocionan la osamenta
del mundo, ni los tumultos humanos
lo respetarían y aún menos
la guerra, que entre malolientes
cohortes de ratas lo descompone todo.
Recuérdalo, Divina: la mejor
forma de preservarte para lo venidero,
de convertirte en inmortal,
es la tinta que sangra en estos versos,
que fluye como arroyo constante
y a resguardo conserva tu esmeralda
de las garras del Tiempo codicioso,
y el más perenne monumento
es mi latido, al que ni la muerte
puede arrancar de lo que ha soñado para ti.
domingo, 5 de mayo de 2019
ERMITA A LOS PIES DEL TEIDE
Dice un místico alemán del siglo XVI: "Cuanto más se sale el hombre de sí mismo y de su apego a las cosas tanto más, ni más ni menos, entra en él Dios con toda su riqueza; pues en tanto vive Dios en ti en cuanto mueres tú para ti mismo".
Te acaban de contar
cómo se formó
esta caldera inmensa.
Miras los ríos de lava
petrificada, gigantescos
reptiles en los que la obsidiana
centellea bajo un sol
que hace que tiemble el aire.
Copiosas cenizas
dilataron el valle que pisamos
mientras proseguía
el parto lento y monstruoso
del fuego del planeta.
Escuchas
que quizá el proceso
dure quince millones de años
y no puedes evitar pensar,
comparado con esto,
qué insecto tan insignificante
es el hombre.
Al lado del Parador
una ermita ofrece servicios religiosos
para los visitantes.
Después de lo que has visto
te parece hasta natural.
Cuanto más anonadado te encuentras
más fácil es que la idea de Dios
se abra camino en ti:
a lo mejor no hay otra manera.
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