domingo, 10 de julio de 2022

 


Los sucesores de César.
Julio César había ejercido una dictadura casi continua desde finales del año 48 a. C., pero la vieja constitución republicana seguía todavía vigente y Marco Antonio, cónsul en 44, trató de continuar la política de César y conservar el poder, aunque fue declarada ilegal la dictadura. Antonio se hizo con una fuerte guardia personal y obligó al Senado a entregarle la provincia de Macedonia con las legiones que César había estacionado en ella para su expedición a Oriente, provincia que luego cambió por la de Galia Cisalpina (norte de Italia). Pero ésta se hallaba en poder de Décimo Bruto (uno de los asesinos de César), que le cerró la entrada. Los senadores, instigados por Cicerón, encargaron a Octavio, sobrino nieto y heredero de César, y a los dos cónsules del año 43 que acudieran a socorrer a Bruto, que se hallaba cercado por Antonio en Módena. Roto el cerco y derrotadas sus fuerzas, Antonio se vio obligado a retirarse a la Galia Transalpina (sur de Francia). Pero, caídos en la batalla ambos cónsules, gran parte del ejército se negó a seguir a Décimo Bruto en su persecución de Antonio y se pasó con armas y bagajes a Octavio, que ahora avanzaba sobre Roma para exigir el consulado que en primera instancia le negara el Senado.
Habiéndolo conseguido, así como la condena de los conjurados contra César, Octavio formó con Antonio y Lépido un nuevo triunvirato, legalizado después por cinco años, y aplastó en la batalla de Filipos (42 a. C.) a la única oposición efectiva, acaudillada por Marco Bruto y Casio, asesinos de César, que hasta ese momento detentaban las provincias de Macedonia y Siria. Repartido el poder entre los triunviros, Antonio se encargó del Oriente, especialmente Siria, que amenazaban los partos, mientras que Octavio volvía a Roma para gobernar el Occidente y a Lépido se le asignaba África con seis legiones. Pero Antonio se encontró con la reina Cleopatra en Tarso y, cediendo a sus encantos, la siguió a Alejandría, donde actuó como su completo servidor, lo que ofendió el sentimiento romano gravemente, pues parecía querer trasladar el centro del Imperio a Egipto mientras descuidaba su misión principal de defender la frontera oriental contra los partos.
Octavio, en tanto, tenía que habérselas con Sexto Pompeyo, que, dueño de Sicilia y Cerdeña y de una flota poderosa, amenazaba con reducir a Italia por medio del hambre. También tuvo que subyugar, personalmente o por medio de sus legados, a los dálmatas y a algunas tribus alpinas peligrosas. En el año 36, Sexto Pompeyo fue obligado a huir a Asia y Lépido fue eliminado del tablero del poder (Octavio acordó hacerle Pontífice Máximo, una figura decorativa), mientras el pacto con Antonio se ampliaba a un segundo periodo de cinco años (37-33).
La popularidad de Octavio crecía según disminuía la de Antonio, pues la figura del primero parecía constituir la única garantía de paz y seguridad en Roma. Después de varias querellas y reconciliaciones, ambos hombres optaron por la guerra. Era la lucha de Oriente contra Occidente, porque Antonio se había aliado con los medos y había conseguido el apoyo de varios reinos y estados clientes. En el año 32 a. C., el Senado depuso formalmente a Antonio y declaró la guerra a Cleopatra. Derrotados en la batalla naval de Accio (septiembre año 31), ambos amantes se suicidaron en Egipto (30). Octavio, que había ocupado Alejandría, volvió a Italia en agosto del año 29 y después de un cuádruple triunfo y de cerrar el templo de Jano, convocó una sesión extraordinaria del Senado, de la que salió con el nombramiento de "príncipe". A fines del 28, siendo cónsul por sexta vez, publicó un edicto revocando los actos ilegales del triunvirato y depuso todos sus poderes ante el Senado, renuncia que éste no aceptó. Los senadores entonces, dando inicio a una nueva constitución, hicieron a Octavio jefe supremo del Imperio Romano investido de facultades que se apoyaban en decretos plebiscitarios.
Fuentes: "Historia de Roma" (Theodor Mommsen). "Decadencia y caída del Imperio Romano" (Edward Gibbon).
Imagen: Batalla de Filipos (42 a. C.).