lunes, 19 de julio de 2021

 



Fundación de Roma y periodo monárquico (753-510 a.C.).

El origen de Roma fue un poblado sobre el monte Palatino, habitado (según la leyenda, la tradición y las fiestas primitivas) por pastores procedentes de Alba Longa y otras ciudades latinas, que aumentaron su censo con sucesivas migraciones. La aportación de un contingente humano oriundo del mar Egeo (troyanos) parece obedecer más a factores legendarios que a testimonios históricos firmemente aceptados, si bien juega a su favor la semejanza de los dioses romanos con las antiguas deidades del mundo helénico. El poblado sobre el Palatino se dice que fue fortificado por Rómulo, considerado como el fundador de la ciudad, a cuyo reinado (753-715) se atribuyen la inclusión de otras colinas, especialmente el Capitolino, aunque no dentro de las murallas, la formación del Senado, la división del pueblo en treinta "curias", la incorporación por fuerza de los sabinos y las primeras luchas con las ciudades de Fidenae y Veyes. A su sucesor Numa Pompilio (715-673) corresponde la reglamentación de las instituciones religiosas que se fundieron con el antiguo culto rústico, al que sustituyeron en parte, y el establecimiento del primer calendario. Tulio Hostilio (673-642) destruyó Alba Longa, cuyos habitantes se establecieron en el monte Celio y fueron los primeros miembros del orden plebeyo, e hizo a Roma partícipe de la Liga Latina, una confederación defensiva de ciudades del antiguo Lacio. Anco Marcio (640-616) incorporó el monte Aventino a la ciudad, construyó el primer puente sobre el río Tíber y fundó, en la desembocadura de dicho río, la primera colonia romana (Ostia). En este momento, los etruscos parecen haber adquirido preponderancia en Roma, pues etrusco era Lucio Tarquino Prisco, llamado "el Antiguo" (616-578), que ensanchó el territorio romano en el Lacio, aumentó el número de los componentes del Senado y acometió grandes obras públicas, especialmente el templo de Júpiter sobre el Capitolino. El siguiente rey, Servio Tulio (578-534), construyó la primera muralla que encerraba las "Siete Colinas" (Palatino, Capitolino, Aventino, Celio, Esquilino, Viminal y Quirinal). Dividió también al pueblo en 193 "centurias" (subdivididas, a su vez, en cinco clases, en rango proporcionado a su fortuna) con fines militares, y en 21 "tribus" a efectos censales y atendiendo al lugar de residencia dentro de la ciudad. Por último, estipuló tratados con otras ciudades de la Liga Latina, en cuya virtud el lugar central del culto había de ser el templo de Diana en el Aventino. Lucio Tarquino el Soberbio (534-510) extendió el poder romano más allá del viejo Lacio, combatió a los volscos y estableció varias colonias en Italia, pero, perdido el favor popular por su conducta tiránica, fue desterrado tras una revolución que instauró un régimen político republicano.
Fuentes: "Historia de Roma" (Theodor Mommsen). "Decadencia y caída del Imperio Romano" (Edward Gibbon).
Imagen: La "Loba Capitolina" amamantando a Rómulo y a su hermano Remo (museo del Capitolio, Roma).