"Oir la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse..."
Lope de Vega.
Especular con lo que fue certeza,
venir dudando y a la duda uncirse,
interrogar, sentir y consumirse
en esta playa plena de aspereza.
Saber que tú te ahogas de tristeza,
no encontrar el remedio y maldecirse,
querer y no poder, quedarse, irse
y en cualquier punto descubrir flaqueza.
Como Ulises, al palo estoy atado
mientras surca mi nave el peligroso
estrecho donde moran las sirenas.
Pero tu voz, en cambio, me ha faltado:
por eso, en laberinto tenebroso,
sólo el silencio abrigará mis penas.
Rafael Simarro, dede luego que sí, el silencio abriga las penas, y escondida en ella siendo tan verdad que se puede ahogar de penas, y el remedio hay que buscarlo aunque surca el peligro de donde mora la voz dulce.
ResponderEliminarMuy bueno el escrito, gracias.
Guadalupe.
¡Cuántas veces el silencio es la única voz que escucha el poeta! Yo soy quien te agradece a ti tus amables palabras.
EliminarHERMOSO!!
ResponderEliminarSiempre agradecido por tus visitas.
EliminarEl mundo clásico inspira mucho. Rafael tienes que ir al Olympo.
ResponderEliminarJaJaJa... Bueno, un día de éstos me paso por la agencia de viajes. Gracias, Francisco.
EliminarNo sé si el Olimpo, pero desde luego tu constancia con los sonetos sí que merece un premio...
ResponderEliminarLo que ocurre, Roberto, es que los jurados no son como tú. Gracias por tu comentario.
EliminarLeyendo, se escapó un suspiro de mis labios dormidos, la nave del silencio iza sus velas, pero sólo el viento del poeta sabe soplar en ellas.
ResponderEliminarMuy dulces palabras, las guardaré como un tesoro...
EliminarBello soneto Rafael. Los mitos siempre tan cercanos, siempre tan certeros...
ResponderEliminarSí, hay en ellos un material poético de primera magnitud. Gracias por dejar tu comentario.
Eliminarun soneto muy bonito como siempre Rafael, aunque al final me deja un sabor a tristeza.. por cierto me gustaría saber el título del cuadro, y el autor..
ResponderEliminar"Ulises y las Sirenas", cuadro pintado en 1909 por Herbert James Draper.
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