"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
miércoles, 4 de septiembre de 2013
EL MIRADOR DE LA ALHAMBRA
Poned en el collar de sus palabras
la clemente sentencia;
y en el pilón gastado de su boca,
entre los surtidores de agua clara,
gotas de sol brillante.
Sobre el cañón del Darro, a cielo abierto,
se deslizan palomas de sus ojos,
lágrimas que regresan
transportando arrayanes en el pico.
Ved la sombra alargada, retraída,
frente a los corredores,
escuchad el suspiro
como niebla que enreda los cipreses
en el atardecer.
El viento da la mano a las dovelas,
enjuga sin cesar los azulejos
y, con su bocanada,
renueva el crisantemo de las cúpulas.
Que no os convoque nunca la codicia
ni el insultante apego de los hombres
que dominan el mundo,
sino la aristocracia de las almas
cuando inquirir queráis
el secreto de un puro paraíso...
Lentamente, desgrana
el diluvio del tiempo en los bancales
su aguanieve de horas,
su ceniza que borra el horizonte.
Con pesadez de plomo por los iris
el sueño de la vida nos aleja
- ¡oh, ciego torbellino de premuras! -
de la contemplación.
Pero en el cuarto oscuro
de nuestros corazones,
el recuerdo de reyes que en las trovas
y en todo cuanto alcanza la belleza
tuvieron su tesoro
con asombro se queda arrodillado.
(De "Beberse el Leteo").
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Uno de los lugares con más magia de Andalucía...
ResponderEliminarSI, por cierto Rafael Simarro, lo vi una vez estuve allí en la Alhambra, hace muchos años por cierto me hice un video de esas antiguas cinta pero no importa la podía ver cuando quiera el video lo mismo lo tengo para cinta que para disco la tendría que buscar, me encanto lo que más me gusto fue unos grifos que había en una pila y fui a beber un agua muy fresca pero fue muy rápido que pasaba por allí, la pena que no lo contemple porque tenía mucho por delante que ver y un arroyo estrechito de agua clara transparente me quede plasmada y subí arriba a ver los cuadros tuve que salir porque se pasaba el tiempo y me perdía todo era hermoso, como sus jardines tan bello, me emociona el tema recordar aquel día tan grandioso, miles de gracias por tu gran poema hermoso que se me humedece las pupilas al leerlo. Guadalupe.
ResponderEliminarEsa misma emoción que humedece las pupilas también la sentí yo al estar allí...
EliminarRafael, qué delicadeza de poema!!
ResponderEliminarMuchas gracias. Sé que la aprecias, puesto que también tienes una buena amistad con las Musas...
Eliminarme parece maravilosa!!!
ResponderEliminarEl lugar lo merecía. Muchas gracias, Adriana.
EliminarTuve la suerte de visitarla, Rafael. Cuando regresaba, las palomas de sus ojos todavía revoloteaban en los míos. La belleza se conserva intacta.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte!!
Esa belleza deja su huella candente en el alma, persiste en la memoria y nos acompaña como una revelación de lo que debería ser el mundo. O quizá lo es ya y solamente está esperando a que alguien lo cuente. Los poetas, por ejemplo..
EliminarMe alegro de verte de nuevo.
un bello homenaje... gracias!
ResponderEliminarUn homenaje de todo punto necesario. Me alegro de que te guste.
EliminarRafael precioso poema sobre un lugar del que tambien yo guardo bonitos recuedos..
ResponderEliminarfelicidades poeta
Sí, es algo así como un recuerdo cristalizado en versos, para que resista el paso del tiempo. Gracias por esas palabras.
EliminarHola, Rafael, he vuelto después de las vacaciones y encuentro este bonito poema en el que el espíritu de los reyes moros parece cobrar vida. Yo por mi parte estoy preparando un relato para enviar a concurso aquí en Barcelona. Un saludo cordial.
ResponderEliminarBienvenido de nuevo, Roberto. Te deseo mucha suerte para ese concurso.
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