lunes, 2 de diciembre de 2024


Caída de Esparta.
Después de su derrota en la Guerra del Peloponeso, en Atenas se formó un gobierno reaccionario llamado de los "Treinta Tiranos", pero no tardó en restaurarse la democracia (403 a. C.). En cuanto a Esparta, intentó organizar su hegemonía colocando gobiernos oligárquicos en las ciudades griegas. Estas iniciativas causaron gran disgusto y, en parte para congraciarse, los espartanos comenzaron una nueva guerra contra Persia (401), primero con la expedición de Ciro el Joven y después con el ataque de Agesilao a Asia Menor (396).
En el año 394, Atenas, junto con Tebas y Corinto (dos ciudades que apenas 10 años antes la detestaban), declaró la guerra a Esparta mientras el rey Agesilao estaba luchando en Asia. Agesilao regresó a Grecia y su ejército batió a los aliados en Nemea y Queronea, pero al mismo tiempo la flota espartana sufrió una grave derrota en Cnido frente a los persas comandados por el ateniense Conón y el medo Farnabazo, y dejó de ser una potencia marítima. Poco después, con ayuda del dinero persa, se reedificaron las fortificaciones del Pireo y las murallas de Atenas, ciudad que recuperó así parte de su prestigio perdido.
La guerra, tanto en Grecia como en Persia, languideció hasta el año 387, en que se concertó la llamada Paz de Antálcidas. Las ciudades griegas de la costa asiática fueron cedidas a Persia, en tanto que las de Grecia debían ser independientes, pero Esparta recibió el encargo de hacer cumplir las condiciones del tratado y, de esta manera, continuó siendo el Estado dirigente. Una vez más abusó de su autoridad, no sólo desmembrando a Mantinea y destruyendo la Liga Olíntica, sino también apoderándose de la ciudadela de Tebas (382), que no fue recuperada hasta el año 379.
La conducta de Esparta originó la formación de la segunda Liga Délica para protegerse contra ella. Para entonces Tebas había acrecentado mucho su poderío. Esta ciudad, dirigida por Pelópidas y Epaminondas, intentó unificar Beocia. A ello se opuso Esparta y se produjo la batalla de Leuctra (371), en la que fue derrotado por primera vez en campo abierto el ejército espartano. Como consecuencia se desencadenó una revolución en el Peloponeso: la ciudad de Megalópolis fue fundada en Arcadia, los mesenios regresaron del exilio y proclamaron su independencia, y el poder de Esparta quedó abatido. En cierto modo fue una desgracia para Grecia, ya que nadie era ya capaz de imponer el orden. Tebas fue mirada con odio hasta por sus más antiguos amigos. Reinaba la mayor confusión. En la batalla de Mantinea (362), en la que, aliados por una vez, espartanos y atenienses lucharon contra los tebanos, resultó muerto Epaminondas y Tebas no pudo ya aspirar a la hegemonía entre las ciudades griegas.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: "Muerte de Epaminondas", grabado de Bartolomeo Pinelli (1812).

domingo, 3 de noviembre de 2024


JENOFONTE (430-355 a. C.) fue un historiador griego nacido en Erquia (Ática). Realizó estudios en Atenas, donde llegó a ser discípulo del filósofo Sócrates. Tras participar en la Guerra del Peloponeso, en el año 401 a. C. se unió a los mercenarios griegos reclutados por Ciro el Joven, que se había rebelado contra su hermano Artajerjes II de Persia. Tras una larga marcha bordeando el Éufrates, las fuerzas rebeldes atravesaron Mesopotamia y se enfrentaron al enemigo en la batalla de Cunaxa. Allí fue derrotado el ejército de Artajerjes, pero también resultó muerto Ciro, lo que sembró la confusión entre los griegos, que no supieron qué resolución tomar. Además, sus capitanes cayeron asesinados por los persas, que los habían engañado con falsas promesas de repatriación. Todo ello condujo finalmente a la elección de Jenofonte para guiar a sus compatriotas en su retirada hasta el Ponto Euxino (Mar Negro). En la "Anábasis" (su obra más notable, llamada también "La retirada de los Diez Mil"), Jenofonte describió las vicisitudes y fortaleza de los griegos durante su periplo de casi 4.000 km. a través de Asiria y Armenia hasta el mar.
Más tarde, y junto con muchos de sus seguidores, Jenofonte se unió al ejército de Agesilao, rey de Esparta, y, después de servir en las campañas asiáticas, luchó contra los aliados de los atenienses en la batalla de Queronea (394 a. C.). Por ello fue desterrado de Atenas, pero recompensado por los espartanos con una finca en Escilunte, cerca de Olimpia, llevó una vida bucólica y familiar, dedicado a la composición de sus obras literarias, hasta el año 370, en que fue expulsado por los eleanos durante el levantamiento contra Esparta que siguió a la batalla de Leuctra. Luego vivió en Corinto y se supone (aunque no hay certeza) que volvió a Atenas antes de su muerte.
Además de la "Anábasis", su principal obra histórica es la "Helénica" o "Historia de Grecia", continuación de la de Tucídides. Su admiración por Sócrates se refleja en las "Memorias" o "Memorabilia", la "Apología" y el "Symposium" o "Oeconomicus", escritos en los que muestra una visión auténtica de la vida y enseñanzas del filósofo. Entre sus restantes obras se cuentan "Agesilao", biografía laudatoria, la lánguida "Ciropedia" o "Educación de Ciro", primera novela histórica de la literatura occidental, y varios ensayos, entre los que destacan "La Constitución de Esparta" y "Sobre las Rentas". Con menor certeza se le atribuyen tres tratados: "Hipparchicus" y "De re militari", que tratan principalmente de los deberes de los oficiales de caballería e infantería, y "Sobre la caza". Su talento es principalmente literario y sus obras son más estimadas por sus detalles vívidos y estilo sencillo y diáfano que por la exactitud histórica.
Fuentes: "Jenofonte" (José Vela Tejada).
Imagen: Retrato de Jenofonte. 

jueves, 3 de octubre de 2024


TUCÍDIDES (460-396 a. C.) fue el más importante historiador de la antigua Grecia. Nacido en Atenas, se cuenta que estudió oratoria con el sofista Antifonte y filosofía con Anaxágoras. Las ideas preconizadas por el sofismo le influyeron bastante, contagiándole una cierta visión negativa de la existencia. Para él, la maldad y la estupidez de que hacen gala los hombres en términos generales hacen poco sostenible la esperanza en el progreso de la sociedad.
En 424 a. C., estallada la Guerra del Peloponeso, Tucídides era uno de los "estrategas" principales de Atenas. Junto con su colega Eucles, fue puesto al mando de las fuerzas atenienses en Tracia con la misión de socorrer la plaza de Anfípolis, sitiada por el espartano Brásidas. Tucídides ocupó el puerto de Elion y lo defendió con éxito de los ataques enemigos, pero no pudo impedir la toma final de Anfípolis por el ejército espartano. A causa de este fracaso fue desterrado de Atenas y permaneció en el exilio durante veinte años. Parte de ese tiempo lo pasó en Sicilia. En el año 403 a. C. Tucídides regresó a Atenas, una vez que Trasíbulo hubo reinstaurado la democracia después del breve gobierno reaccionario de los "Treinta Tiranos".
La obra principal de Tucídides es la "Historia de la Guerra del Peloponeso", que comprende en realidad tres partes: la guerra entre Atenas y Esparta y los aliados de ambas (431-422); la expedición ateniense a Sicilia (415-413); y la guerra reanudada entre Esparta y Atenas (a partir de 413). La obra, inconclusa, quedó interrumpida en el verano de 411. Como historiador, Tucídides supera a su predecesor Herodoto y aplica un método absolutamente riguroso al relato de los acontecimientos. Se atiene a los hechos, prescindiendo de cualquier fabulación fantasiosa, sopesa todos los elementos de información disponibles y los combina para formar una narración razonable. Su actitud crítica, su imparcialidad proverbial (muy notable además tratándose de un desterrado) y su profundo conocimiento de los hombres y de la política hacen de su obra una de las piezas maestras de la literatura histórica.
Fuentes: "Comentarios de la obra de Tucídides" (E. C. Marchant).
Imagen: Tucídides según una ilustración contemporánea.

lunes, 2 de septiembre de 2024


 

La Guerra del Peloponeso.
Atenas intervino a favor de Corcira (la actual Corfú) en la lucha que ésta sostenía con la ciudad de Corinto (435 a. C.). En 432, Potidea a su vez pidió ayuda a Corinto para librarse de la alianza ateniense. Al mismo tiempo, Megara entró de nuevo en conflicto con Atenas a causa de un decreto de Pericles que prohibía a los barcos megarenses acceder a los puertos bajo control ateniense. Esparta entonces, como cabeza de la Liga del Peloponeso, declaró que la paz acordada en 446-445 había sido rota y, para evitar una conflagración general, exigió entre otras condiciones el destierro de Pericles, sobre quien seguía pesando la antigua maldición de los Alcmeónidas. Pericles, desde luego, no aceptó. Y Tebas, aliada de Esparta, aprovechó la oportunidad para atacar de forma inesperada a la ciudad de Platea, dependiente de Atenas (abril de 431). Así comenzó la Guerra del Peloponeso, en la que se vio envuelta casi toda Grecia al tomar partido por Esparta o por Atenas, y que duró hasta el año 404.
En la contienda pueden distinguirse varias fases:
1ª) Los primeros diez años (431-421), llamados también "guerra Arquidámica". Atenas planteó la lucha partiendo de su superioridad naval, aunque tuvo que sufrir varios asedios enemigos en su territorio. En este periodo, los atenienses vencieron a los espartanos en el islote de Esfacteria (425), pero los segundos se desquitaron con su victoria en Anfípolis (422). Atenas se vio azotada por una terrible epidemia de peste y Esparta por una insurrección de los ilotas. Ambas partes necesitaban acordar una tregua, que se firmó en el año 421.
2ª) La expedición de los atenienses contra la ciudad de Siracusa, en Sicilia (415-413), que constituyó un estrepitoso fracaso. Atenas perdió en la empresa 18.000 hombres y más de 100 trirremes, y aparte de eso provocó a Esparta, puesto que los siracusanos eran aliados suyos.
3ª) La fase de las grandes traiciones (413-407), en la que el ateniense Alcibíades, culpado por sus compatriotas del desastre de Siracusa, para eludir el castigo se pasó al bando de Esparta y aconsejó la conquista de la ciudad ática de Decelia, reanudándose así las hostilidades, aunque posteriormente tuvo que huir del Peloponeso acusado de adulterio. Por su parte, los espartanos llamaron en su ayuda a los persas para poder batir de una vez a los atenienses. Alcibíades se rehabilitó volviendo a Atenas y logrando algunas victorias navales, antes de verse obligado al exilio definitivo por su sospechosa conducta en la derrota ateniense de Notio.
4ª) La fase decisiva (407-404), en la que los espartanos comprenden que Atenas sólo por mar puede ser batida y arman por primera vez una poderosa flota de guerra. El combate de las islas Arginusas (406) fue favorable a los atenienses. Pero en Egospótamos (405) la flota de Atenas resultó completamente destruida por la espartana de Lisandro. Los atenienses ya no pudieron continuar resistiendo y tuvieron que aceptar las condiciones impuestas por sus enemigos.
El imperio de Atenas quedó deshecho. Ello fue debido principalmente a la incapacidad y rivalidades de los jefes políticos que se sucedieron tras la muerte de Pericles (429), al derroche de recursos en la expedición de Sicilia, que acabó en desastre, a las luchas internas entre demócratas y conservadores, y a la alianza "contra natura" entre Persia y Esparta.
Al finalizar la larga guerra, Esparta consiguió la hegemonía sobre Grecia. Pero no le fue fácil alcanzar esa posición dominante. A principios del siglo V a. C. había sufrido considerablemente a causa del conflicto entre reyes y éforos. En 464 además se produjo un devastador terremoto que casi redujo la ciudad a ruinas. Los pueblos sometidos en el Peloponeso aprovecharon la ocasión para rebelarse, la ciudad estuvo a punto del colapso y sólo la energía del rey Arquídamo pudo salvarla para seguir siendo protagonista de la historia griega.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: "Hoplitas" griegos en combate, pintura de una vasija antigua.

jueves, 1 de agosto de 2024


 

PERICLES (495-429 a. C.) fue un político ateniense, quizás el más grande gobernante democrático del mundo antiguo. Pertenecía a uno de los linajes más ilustres de Atenas, el de los Alcmeónidas, y era hijo de Xantipo (almirante en la batalla de Micala) y de Agariste, una pariente de Clístenes. Se educó con Damón y con Zenón de Elea, y más tarde con el filósofo Anaxágoras. Bajo su dirección, su patria alcanzó el máximo apogeo económico y cultural, que ha pasado a la Historia con el nombre de "Edad de Pericles".
A pesar de su origen aristocrático, Pericles se inclinó desde el primer momento por el partido demócrata. En el año 469 a. C. inició su carrera política, teniendo como contrincante al conservador Cimón. Estableció un sistema de retribución por el desempeño de deberes públicos, como los del arcontado, los tribunales de justicia y el Consejo de Estado. Estos cargos se cubrían por sorteo, de modo que todos los ciudadanos tenían las mismas oportunidades de ejercerlos. Tomó asimismo las medidas necesarias para que hasta los ciudadanos más pobres pudieran asistir a las representaciones teatrales y a las fiestas religiosas.
En política exterior, Pericles se caracterizó por su ambición imperialista y por el propósito de erigir a Atenas en cabeza de una confederación panhelénica. Amplió al máximo la flota ateniense y la mantuvo perfectamente equipada. Adornó Atenas con magníficos edificios, como el Partenón y los Propileos de la Acrópolis. Muerto Cimón en 449, Tucídides, hijo de Melesias, se convirtió en el principal líder de la oposición, pero, condenado al ostracismo en 444, no le quedaron a Pericles adversarios de importancia.
Contribuyó grandemente a la permanencia en el poder de Pericles su brillante oratoria; algunos de sus discursos se conservan en las obras del historiador Tucídides. Su capacidad de acción se manifestó especialmente en las siguientes ocasiones: en el año 461, ayudado por Efialtes, arrebató al tribunal del Areópago sus poderes políticos; en 454 estuvo al mando de las tropas que invadieron Sición y puso sitio, aunque sin éxito, a la ciudad de Oeniadea, en la región de Acarnania; en 448 llevó un ejército a Delfos; en 445 recobró el dominio de la isla de Eubea, que se había sublevado; en 440 reprimió la revuelta de Samos; en 433 apoyó la conclusión de una alianza con Corcira y combatió a Megara, lo que condujo directamente al choque con Esparta y al estallido de la Guerra del Peloponeso. Los espartanos sitiaron entonces Atenas y Pericles murió víctima de la epidemia de peste que asoló a la ciudad que tanto había contribuido a engrandecer.
En su vida personal, divorciado de su primera esposa, Pericles se unió a la famosa cortesana Aspasia de Mileto, que hizo de su hogar el centro de reunión de los hombres más eminentes de la época, pero no pudo ser su mujer por impedirlo una ley que él mismo había promulgado.
Pericles fue el primer ciudadano de Atenas durante más de treinta años debido a sus constantes reelecciones como arconte estratega y su actividad política, aunque no exenta de algunos escándalos, se distinguió en líneas generales por la integridad de su conducta y la nobleza de sus ideales, con el designio (que no pudo cumplir) de hacer de Grecia una sólida alianza de Estados bajo la dirección ateniense.
Fuentes: "La Atenas de Pericles" (C. M. Bowra).
Imagen: Pericles, estratega y caudillo de Atenas.

miércoles, 3 de julio de 2024



La hegemonía de Atenas (II).
A partir de 461 a. C., Pericles, gobernante ateniense, incrementó el poder de los tribunales de justicia en detrimento del Areópago. Envió también una gran expedición a Egipto para ayudar en la sublevación contra el Imperio persa, aunque después de seis años de guerra la expedición fracasó (455 a. C.). La conducta de Esparta al despreciar las tropas que marcharon a apoyarla, como vimos en el capítulo anterior, desagradó mucho a Atenas, que renunció a su proyectada alianza con los lacedemonios y entró en relaciones con Argos y Tesalia.
Entretanto, la flota ateniense (la más poderosa de Grecia) atacaba a Egina y Megara, ciudades refractarias a permanecer en la Liga de Delos. La escasez de recursos dentro del territorio del Ática y la necesidad de obtenerlos en el exterior explican el agresivo comportamiento ateniense. Derrotada en Tanagra por las fuerzas combinadas de Esparta y Beocia (457), Atenas reanudó su ofensiva cuatro meses más tarde y la victoria de Enofita la hizo dueña de Beocia y de las regiones adyacentes hasta las Termópilas. Se permitió regresar del ostracismo a Cimón (454) y por su mediación se concertó la paz con Esparta por un periodo de cinco años, con lo cual Atenas se vio libre para atacar de nuevo a Persia.
Pero la suerte le volvió la espalda a Atenas. Los beocios se sublevaron y la derrotaron tan severamente en Queronea (447) que se vio obligada a retirarse del país. La isla de Eubea se rebeló también, y Megara y Argos rompieron su alianza y se alinearon con Esparta. La tregua de cinco años ya había llegado a su fin, creciendo en cambio la amenaza de un conflicto general. Pericles consiguió someter a Eubea, pero se vio forzado a concertar una nueva paz con Esparta (446-445), con la intención de que durase treinta años.
Aparte de la política exterior, bajo el gobierno de Pericles Atenas se convirtió en la ciudad más bella y civilizada del mundo. Pericles tuvo la fortuna de contar con los más grandes arquitectos y escultores de su tiempo, entre los que destacaba Fidias. La obra de estos artífices se vio reflejada, sobre todo, en los majestuosos monumentos de la Acrópolis. Atenas fue cuna de los célebres poetas dramáticos Esquilo, Sófocles y Eurípides, y del mordaz Aristófanes, con los cuales los espectáculos teatrales alcanzaron un nivel sin parangón en la Antigüedad. Atraídos por su cultura, de todas partes acudían a Atenas filósofos y sabios, como Anaxágoras de Clazomene, que ejerció considerable influencia sobre el propio Pericles. Parece ser que Hipócrates ejerció y enseñó medicina en Atenas, teniendo incluso una destacada actuación durante la epidemia de peste de 430 a. C., aunque no se tiene una completa certidumbre de ello. Por último, los estudios históricos cobraron notable auge con el rigor de la obra del ateniense Tucídides.
A la biografía de Pericles estará dedicado el próximo capítulo de esta serie.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).

Imagen: Reconstrucción ideal del Partenón, con el friso decorado por las esculturas de Fidias.


lunes, 17 de junio de 2024


La hegemonía de Atenas (I).
Tras la retirada de los persas, los atenienses, aliados con los jonios y con los habitantes de las islas del Egeo, embarcaron con dirección al Helesponto para comenzar el asedio de la ciudad de Sestos. En 478 a. C., los espartanos enviaron a Pausanias a apoderarse de Bizancio, pero este general (vencedor en Platea), seducido por el lujo y el esplendor de los persas, olvidó su fidelidad a Grecia. Los aliados confiaron entonces el mando a los jefes atenienses y Atenas fundó la Liga de Delos (477), una confederación que se mantuvo durante más de 20 años como alianza defensiva. Sin embargo, el poder de los atenienses sobre sus asociados se hizo poco a poco despótico: los primeros se apropiaron de los fondos puestos en común, las ciudades que intentaron retirarse de la Liga fueron obligadas a permanecer en ella y en 440 solamente Samos, Quíos y Lesbos mantenían su libertad e independencia.
En la época de la última invasión persa (480), el gobierno de Atenas se concentró en el aristocrático Areópago, pero el espíritu democrático, que había aumentado en la ciudad desde los tiempos de Clístenes y que recibió gran estímulo por los éxitos de 490 y 480, encontró su expresión en las figuras de Temístocles y de Efialtes. Temístocles, que, a pesar de sus grandes servicios tanto en Salamina como en la reconstrucción de las murallas de Atenas y de la fortificación del Pireo, era aborrecido por las familias nobles, fue condenado al ostracismo (471) y posteriormente acusado de ser partidario de los persas, lo que le obligó a pedir la protección del propio rey de sus antiguos enemigos (464). Por su parte, Efialtes había iniciado una dura campaña política para reducir los poderes del Areópago, pero al poco tiempo pereció a manos de un sicario (461).
A la muerte de Efialtes, su compañero Pericles, un miembro de la familia de los Alcmeónidas, fue puesto al frente del partido democrático. El jefe del partido aristocrático era Cimón, hijo de Milcíades, el héroe de Maratón, pero cayó en desgracia y fue condenado al ostracismo por haber persuadido al pueblo a que enviase ayuda militar a Esparta contra la sublevación de los esclavos mesénicos, una ayuda que fue enérgicamente rechazada por los espartanos. Desde ese momento las dos ciudades-estado más importantes de Grecia iniciaron una rivalidad que engendraría en el futuro cruentas luchas.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imágenes: Busto de Temístocles.

viernes, 3 de mayo de 2024

 

Las Guerras Médicas.
El siglo V a. C. señala tres grandes acontecimientos en la historia griega: las guerras contra los persas (llamadas "médicas" por la identificación que se hizo entre persas y medos), el encumbramiento de la potencia ateniense y la Guerra del Peloponeso. Atenas se iba a convertir en el estado preponderante, pero Grecia, que parecía unida cuando se trataba de oponerse a un invasor, se encontraba irremediablemente dividida.
El rey persa Ciro el Grande había conquistado el reino de Lidia, en Asia Menor, en 547 a. C. En 519, Darío (un sucesor de Ciro) sometió a las ciudades griegas de la costa Jonia y a las islas de Lesbos, Quíos y Samos. En 499, los jonios de Asia se rebelaron contra el dominio persa y solicitaron la ayuda de Atenas, que, fiel a su estirpe jonia, se implicó en la lucha enviando 20 naves. Sofocada sin embargo la sublevación, un ejército y una flota persas invadieron Grecia al mando de Mardonio. La flota fue destruida por un temporal en el promontorio del monte Athos (492), en tanto que las fuerzas de tierra se veían obligadas a retirarse de Tracia. Así concluyó la que es considerada por algunos como la primera guerra médica, aunque es más común calificarla como antecedente directo de las otras dos contiendas libradas entre griegos y persas.
La primera guerra médica propiamente dicha se inició dos años más tarde (490 a. C.), cuando Darío envió 600 naves y un ejército de 25.000 hombres para conquistar el Ática. Estaba asesorado en esta ocasión por Hipias, el antiguo tirano ateniense que buscaba recuperar el poder. Unos miles de soldados atenienses mandados por Milcíades y apoyados únicamente por la ciudad de Platea (los espartanos se excusaron y cuando decidieron intervenir en la guerra ésta ya había concluido) salieron al encuentro del contingente persa y lo destrozaron en la llanura de Maratón. Darío tuvo entonces que desistir de su plan, no sin antes jurar vengarse de los griegos.
En la primavera del año 480 a. C., Jerjes, hijo de Darío, cruzó el Helesponto con un ejército de más de 100.000 hombres y una flota de 1.200 naves, y marchó decidido a la conquista de Grecia (segunda guerra médica). La alarma cundió entre las "poleis" griegas y varios territorios decidieron rendirse, como Tesalia, Lócrida y gran parte de Beocia. Algunas ciudades optaron por mantenerse neutrales (Argos). Pero Atenas, Tebas, Tespias, Corinto y Esparta eligieron plantar cara a los persas. La flota griega se encontró con la persa en Artemisio, al norte de la isla de Eubea, y libró un combate de resultado indeciso. En el paso de las Termópilas, el rey de Esparta Leónidas con sus 300 "hoplitas", a los que se sumaron otros efectivos de Tebas, Tespias y Focea, aguantó durante tres días el ataque de fuerzas enemigas muy superiores en número, hasta que, ayudados por un desertor tracio, los persas rodearon a los griegos por la retaguardia y los aniquilaron. A raíz de esto, Atenas fue evacuada y Jerjes pudo ocupar la ciudad.
Entretanto, Temístocles, comandante ateniense, impuso su criterio de atraer a los persas a una batalla naval decisiva en la bahía de Salamina. Cogida en una mala posición, la flota persa fue derrotada contundentemente y perdió más de 200 naves. Jerjes entonces decidió retirarse de Grecia, pero dejó allí a su general Mardonio, que acampó al ejército en Tesalia para pasar el invierno. En la primavera del año 479, los persas reanudaron su ofensiva hacia el sur, devastaron el Ática y Atenas, y se dirigieron a Beocia para sitiar Tebas. Un ejército griego al mando del espartano Pausanias los persiguió y en la batalla de Platea logró vencerlos por completo. Al mismo tiempo, la flota griega volvía a batir a la persa frente al promontorio de Micala (Asia Menor). De esta forma fue abatido el orgulloso poderío persa. En el año 480, los griegos de Siracusa habían derrotado también a los cartagineses en Himera (Sicilia).
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: Batalla de Salamina.

jueves, 4 de abril de 2024


Tiranía frente a reformas (II).

Hacia mediados del siglo VI a. C., la larga lucha con Megara por la posesión de la isla de Salamina se decidió en favor de los atenienses. En el año 516, Hipias e Hiparco enviaron a Milcíades (el futuro vencedor de Maratón) como gobernante al Quersoneso tracio para asegurarse de esta forma las importaciones de trigo procedentes del Helesponto. Después de la expulsión de los tiranos, Atenas fue atacada por Beocia y Eubea, que sin embargo resultaron vencidas tras una corta guerra.
En el transcurso del mismo siglo se formó la Confederación del Peloponeso con Esparta al frente. Quilón, éforo en 556 a. C., adquirió celebridad como uno de los mejores estadistas espartanos. Reformó la vieja constitución de Licurgo y atribuyó a los éforos la condición de "consejeros reales". Pero hacia el año 500 a la enemistad existente entre Cleómenes y Demaratos (a la que nos referimos en el capítulo anterior) se añadió un serio conflicto de competencias entre reyes por un lado y consejeros por otro, estos últimos investidos para entonces de unos amplísimos poderes. Las consecuencias de la discordia fueron muy graves para el gobierno de la ciudad de Esparta.
Un aspecto característico de este periodo fue la paulatina desaparición de los tiranos, que habían desempeñado un importante papel en la historia política de Grecia al romper el poder exclusivo de las oligarquías y elevar sus ciudades a una pujanza que en muchas de ellas nunca fue sobrepasada. Obraron, en líneas generales, por el bien del pueblo, instaurando fiestas populares (como las "dionisíacas" de Atenas) y alentando los juegos nacionales. Identificados con el genio de su ciudad-estado, fomentaron también el desarrollo del arte, la escultura y la poesía. Periandro de Corinto, por ejemplo, protegió a los campesinos pobres y prohibió a los aristócratas los gastos fastuosos. Y el ateniense Pisístrato repartió tierras, fomentó las obras públicas, impulsó la construcción naval y nombró una comisión que se encargó de fijar por escrito los poemas homéricos de "La Ilíada" y "La Odisea", que hasta entonces sólo la tradición oral podía transmitir. Otros tiranos, sin embargo, emplearon su poder para los peores fines y vulneraron todas las leyes, por lo que al final el tiranicidio fue considerado como un servicio a la patria.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: Periandro de Corinto, uno de los Siete Sabios de Grecia.

domingo, 3 de marzo de 2024

 


Tiranía frente a reformas (I).
Entre los años 560 y 510 a. C., Atenas estuvo gobernada por tiranos, primero bajo Pisístrato, que murió en 527, y después bajo sus hijos Hipias e Hiparco. Los abusos de este último ofendieron a los atenienses, hasta el punto de que Harmodio y Aristógiton tramaron un complot para asesinar a los dos tiranos. Hiparco perdió la vida (514), pero Hipias se salvó y desde ese momento comenzó a gobernar por medio del terror. Los Alcmeónidas, exiliados por segunda vez en tiempos de Pisístrato, lograron sobornar al oráculo de Delfos y, con ese ardid, persuadieron a los espartanos para que los ayudasen a expulsar al tirano de Atenas. El rey de Esparta, Cleómenes, invadió el Ática el año 510, forzando a Hipias a abandonar el poder y a refugiarse en Asia Menor, por entonces en manos del Imperio persa.
Ahora bien, Cleómenes apoyaba a los oligarcas atenienses y a las clases más conservadoras, dirigidas por Iságoras, pero Clístenes, el jefe de los Alcmeónidas, agrupó a la mayor parte del pueblo en torno suyo. Cuando los populares preparaban una amplia reforma democrática Cleómenes lo impidió presentándose con sus tropas espartanas en Atenas y exigiendo un nuevo destierro de los Alcmeónidas, para lo cual apeló a la vieja maldición que pesaba sobre ellos. Clístenes se vio obligado a alejarse de Atenas e Iságoras fue nombrado arconte en 508. Poco tiempo después, sin embargo, el descontento de los ciudadanos forzó la caída de Iságoras, sin que esta vez Esparta pudiera hacer gran cosa por evitarlo, a causa de las disensiones entre sus dos reyes, Cleómenes y Demaratos.
Clístenes, por tanto, pudo regresar a Atenas (507) y llevar adelante sus planeadas reformas. La nueva unidad política fue el "demos" o distrito. Cada uno de éstos tenía un gobernador o "demarca" y un consejo en el cual se reunían todos los ciudadanos varones. Los "demos", a su vez, fueron agrupados en 10 tribus. En éstas se incluían muchos habitantes que no habían sido considerados hasta el momento como ciudadanos por no pertenecer a ninguna de las antiguas familias. Ahora se les permitía agruparse en asociaciones religiosas y en su caso los lazos de sangre fueron sustituidos por la devoción a una divinidad. De cada una de las 10 tribus se elegían anualmente 50 miembros para formar un consejo de 500, que sustituyó a la asamblea de los 400 de Solón. Los poderes que mantenía el Areópago, sin embargo, no fueron modificados por Clístenes. Con objeto de evitar el retorno de la tiranía se implantó el "ostracismo", sistema por medio del cual cualquier ciudadano cuyo poder supusiera una amenaza a la paz de Atenas podía ser desterrado por diez años sin pérdida de su derecho de ciudadanía y precisándose un mínimo de 3.000 votos en un "quórum" de 6.000. Los atenienses llegaron a ejercitar el "ostracismo" en nueve ocasiones, a lo largo de un periodo de casi 100 años.
En cualquier caso, conviene resaltar que la democracia ateniense así organizada quedaba limitada exclusivamente a los ciudadanos varones y no alcanzaba a "metecos" (residentes en la ciudad no originarios de ella), libertos y esclavos, unos colectivos que componían la mayor parte de la población.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: Estatuas de Harmodio y Aristógiton, tiranicidas atenienses.

domingo, 4 de febrero de 2024


 

La evolución de Atenas.
La "polis" de Atenas se formó tras una alianza entre varias poblaciones dispersas de la región del Ática. La creencia popular atribuía esta federación a la obra del mítico héroe Teseo. Su gobierno fue monárquico al principio, igual que en el resto de las ciudades griegas. El último rey ateniense, Codro, murió al rechazar la invasión de los dorios (siglo XI a. C.). En adelante se instauró un régimen republicano en provecho fundamentalmente de las familias nobles.
Durante el siglo VII a. C. las tensiones sociales comenzaron a aflorar. Hacia el año 632, Cilón intentó erigirse en tirano de la ciudad de Atenas con la ayuda de su suegro, Teágenes de Megara. Pero la conspiración fracasó y, aunque Cilón pudo huir, sus secuaces, que se habían acogido a la protección de la diosa Atenea, fueron asesinados en el mismo templo de Erecteo, de manera ignominiosa y sacrílega. Se hizo responsables del crimen a los Alcmeónidas, encabezados por Megacles, miembros de una ilustre familia ateniense a quienes se condenó al destierro como medida de purificación. A partir de entonces iba a pesar sobre esta familia una maldición que tendría consecuencias en la posterior historia de Grecia.
Como vimos en el capítulo anterior, hacia el año 620 quedó encargado Dracón de redactar las leyes de la ciudad. La constitución de Atenas en esa época era oligárquica y sólo la aristocracia ("eupátridas") y la alta burguesía poseían derechos políticos. El consejo del "Areópago" ejercía la suprema autoridad, pues elegía a los nueve "arcontes", principales funcionarios públicos, y vigilaba su actuación durante el año en el que cumplían su mandato. La oligarquía ateniense utilizaba a los ciudadanos más pobres para cultivar la tierra mediante el sistema del "mediero": si el labrador no podía pagar su parte del producto al propietario del fundo se exponía a ser vendido, juntamente con su mujer e hijos, como esclavo.
A comienzos del siglo VI a. C. la situación social de Atenas se hizo crítica. Enfrentada en una guerra con Megara por la posesión de la isla de Salamina, en la ciudad cundía la desmoralización. Un poema elegíaco escrito por el eupátrida Solón animó a sus compatriotas a seguir la lucha y Megara fue vencida. En otro poema posterior, Solón expuso con clarividencia los males de la época y se convirtió en la persona más destacada de Atenas. En consecuencia, en el año 594 a. C. fue elegido arconte. Solón asumió la labor de reconciliar a los atenienses, para lo cual hizo volver de su exilio a los Alcmeónidas. A continuación tomó una enérgica medida, la "seisacteia", o eliminación de cargas, por la cual todas las deudas hipotecarias y personales fueron canceladas, y prohibió para el futuro el préstamo de dinero con garantía personal.
Solón reorganizó también la constitución política de Atenas. Junto al Areópago colocó un consejo de 400 miembros escogidos por partes iguales entre las cuatro clases de ciudadanos, formadas de acuerdo con sus riquezas. Todo el pueblo tenía derecho a asistir a las asambleas y a elegir a los magistrados, a quienes podía pedir que rindiesen cuentas al fin del año de su ejercicio. En la asamblea se decidían los asuntos de guerra, paz, finanzas, etc. Se formó asimismo un tribunal popular, constituido por ciudadanos de más de 30 años, al que cualquiera podía apelar contra las sentencias de los magistrados.
Esta constitución fue el primer paso para el establecimiento de la democracia en Atenas. Pero las reformas de Solón (que fue reelegido arconte veintidós años seguidos) no duraron mucho. El Ática estaba dividida en los partidos de la "llanura" (nobles), la "costa" (comerciantes) y la "montaña" (desposeídos), y los conflictos se producían por cualquier asunto público. Al frente del partido de la montaña se encontraba Pisístrato, hombre de noble cuna, inteligente y tortuoso, que, apoyado por sus partidarios demócratas, se hizo tirano de Atenas en el año 560 a. C.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: Reconstrucción ideal de Atenas, según Leo von Klenze (1846).

martes, 2 de enero de 2024


 

Colonización y guerras.
El impulso de la colonización griega se prolongó hasta bien entrado el siglo VII a. C. Las nuevas oleadas de colonizadores ya no procedían de un origen común y cada grupo llevaba consigo leyes y costumbres que tenían que ser armonizadas con las de los demás. Por primera vez surge la necesidad de promulgar códigos legislativos. Primero Zaleuco y más adelante Carondas se encargaron de redactar las leyes de las colonias de Italia y de Sicilia (que formaban la denominada "Magna Grecia"). Hacia el año 620 a. C. se publicaron en Atenas las leyes de Dracón, célebres por las fuertes penas que establecían para sus transgresores, aunque en realidad sólo reforzaban la posición de privilegio de los aristócratas.
En la vida política de las ciudades-estado, los magistrados eran nombrados más por sus riquezas e influencias que por su nobleza de conducta, lo cual daba lugar a frecuentes casos de corrupción. La inquietud y la agitación social abundaban en la Grecia del siglo VII. Un típico efecto de ello fue la aparición de los llamados "tiranos": hombres que se elevaban sobre sus conciudadanos a una posición despótica y que luego se mantenían en el poder por la fuerza. Tales fueron los "Ortagóridas" de Sición (descendientes de Ortágoras), así como Pítaco de Mitilene, Periandro de Corinto, Teágenes de Megara y muchos otros.
También en el siglo VII, merced en parte a contactos más frecuentes con pueblos extranjeros y en parte a la costumbre de reunirse en grandes juegos públicos (Olimpia, Pitia, Nemea e Istmia), los griegos adquirieron conciencia de una cultura común. Para denominarla eligieron el gentilicio de "panhelenos" y, posteriormente, "helenos".
Gracias al impulso dado al comercio y a la navegación se mejoró la construcción naval; se implantó un nuevo sistema de pesos y medidas originario de la ciudad de Egina e incluso una rudimentaria acuñación de moneda, introducida por Fedón, tirano de Argos.
Finalmente, el siglo VII se recuerda por dos grandes guerras que en él se desarrollaron: 1) La guerra entre Calcis y Eretria, ambas en la isla de Eubea, en la cual tomaron parte la mayoría de las "poleis" griegas. 2) La segunda guerra mesenia (645-628 a. C.), en la que Esparta se anexionó Mesenia.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: Recreación pictórica de una nave de guerra griega.