"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
lunes, 7 de diciembre de 2015
LA FUGA
Huir
de los cementerios de albatros,
del viscoso vómito
de las semanas,
de los uniformes que copian.
Correr,
correr incansable,
con las uñas del cierzo
alborotándote el pelo
y metiéndose debajo
de tu camisa.
Arrumbar
no sabes bien adónde,
pero moverte al menos,
insatisfecha
prolongación de tu sombra,
a la espera,
a la escucha.
Salir
de aquí o adivinar una rendija
en el muro,
invitando a forzarla
a empujones.
Suponer
que vuelas, aunque en el fondo
sigas en idéntico lugar
sin casi darte cuenta
de lo mucho que precisas compañía.
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LIBERTAD: Qué hermosa palabra para el preso...
ResponderEliminarMuchas gracias... besos.
ResponderEliminarDe nada, poetisa.
EliminarMuchas gracias, Rafael!! Besos.
ResponderEliminarEs un placer, amiga.
EliminarHERMOSO, ME ENCANTÓ!!
ResponderEliminarGracias, Adriana
EliminarEscapar, una necesidad cada vez más imperiosa.
ResponderEliminarCada uno tiene sus propios muros de los que querer fugarse.
EliminarImplacable descripción de sensaciones, sucede a todos, grandes y niños, sin distinción de sexo. Gracias Rafael
ResponderEliminarPorque el deseo de libertad es común a todo el género humano.
EliminarBellos versos!!! La voz de un alma quejosa que quiere sentir la libertad!!
ResponderEliminarLa poesía es la mejor traducción para esa voz.
EliminarDe acuerdo poeta!
Eliminar...y para toda clase de sentimientos.
EliminarAsí es, si no se puede saltar el muro hay que ir quitando ladrillos de a uno.
ResponderEliminarAunque lleve su tiempo, el premio aguarda al otro lado.
EliminarDesde luego que sí. La fuga es tan necesaria, la libertad nos llena de alegría y nos conduce como el aire que se respira, gracias Rafael por sus versos y comentarios.
ResponderEliminarLa libertad es como el agua para un pez. Si nos falta nos ahogamos.
EliminarCada fuga es una estrofa, y en cada una encuentro tu poesía, excelente Rafael. Un abrazo.
ResponderEliminarQuizás la fuga es precisamente hacia la poesía. Gracias, amigo.
EliminarLa mejor fuga es la que te lleva dentro de ti.
ResponderEliminarMuy certero.
EliminarMil gracias por compartir tus espléndidas letras, Rafael, saludos cordiales.
ResponderEliminarLas letras que se comparten doblan así su valor. Un abrazo.
EliminarFuerza, movimiento, intensidad, y llegas al final con esa sensación de quién realmente acaba de alcanzar lo que necesitaba. Me encantó. Corrí contigo. Gracias, Rafael. Un abrazo.
ResponderEliminarEs muy grato comprobar de qué forma te implicaste con el poema. Un abrazo.
Eliminar...el alma sube hacia la libertad igual que las plantas buscan su luz, un poema muy bonito
ResponderEliminarPues sí, utilizas un símil muy apropiado.
Eliminarse me pega de tanto leerte
Eliminar¡Qué amable! Muchas gracias.
EliminarLibertad...!!! hay quienes nacen libres y jamás lo son, ataduras mortales, cuando la verdadera libertad está en nuestras almas. Un bello y sutil poema, esparcido con gloriosas pinceladas en tus letras de hoy. Un placer leerte. Rafael gracias.
ResponderEliminarLas ataduras peores son las que afectan a la mente y el espíritu, así es... Yo soy el agradecido a tus palabras.
EliminarLa argolla del tiempo en nosotros...
ResponderEliminares la más cruel de las prisiones.
ResponderEliminarCierto, habría que ser un Quevedo para evadirse de ella...
EliminarEntre los poetas románticos, que tú tanto aprecias, suele abundar un sentimiento de hastío, de aburrimiento hacia el mundo cotidiano, impulsándoles a la evasión de la realidad, a la "fuga" hacia espacios más libres, ya sean éstos reales o puramente imaginarios. No sé si es tu caso, pero tu poema me hace pensar en ello.
ResponderEliminarNo hace falta ser poeta, y romántico además, para sentir lo opresivo que resulta el mundo, Roberto. Cada uno se evade como puede. Basta con ver los atascos que se forman en cualquier "operación salida". Yo desde luego coincido con esos poetas que dices por afinidad y elección, de eso no tengo duda.
EliminarCito sólo dos casos ilustrativos de lo que estamos hablando: el Childe Harold de lord Byron y también el Eugenio Oneguin, del ruso Puschkin. Los protagonistas de ambos poemas reflejan perfectamente el temperamento escapista propio del movimiento romántico en general.
EliminarTe admiro por tus conocimientos, amigo. Leer estos comentarios es un placer.
EliminarComo siempre con mucha fuerza.
ResponderEliminarUn poema debe tener "pegada" para llegar a los lectores, eso es algo fundamental.
EliminarImpresionante poema, Rafael. Recuerda, los poetas somos albatros... Somos albatros. No importa a dónde vamos, basta volar, volar bien alto.
ResponderEliminarVolar, sí, adonde el corazón te lleve... Y escucharlo siempre.
EliminarQué axfisiante es esa sensación... gracias por compartir, Rafael.
ResponderEliminarAxfisiante, pero también da paso al impulso más auténtico que tenemos, el de pugnar por ser libres.
EliminarHay tantas cosas de las cuales queremos escapar... Agradecida de tener tus letras amigo querido.
ResponderEliminarNunca faltan esas cosas, es verdad. Pero tampoco los buenos amigos.
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