"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
lunes, 6 de abril de 2015
LA MUSA
Gélidos copos de algodón cayendo
tras la ventana. Horas de destreza
en que juntos mi anhelo y tu belleza
conviven: tú dormida, yo escribiendo.
El armiño la sombra trasponiendo.
Dedos entumecidos de pereza.
Pero la fe mantiene de una pieza
tu eterna alondra con mi voz subiendo.
Curiosa, te despiertas y sin peso
tus pasos, en sigilo blando y mudo,
conduces a mi estudio que te añora.
Me rozas la mejilla. Nace un beso.
Tus ojos ven mi corazón desnudo.
De amor caemos al alzar la aurora...
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Soneto concebido por y para una escena memorable...
ResponderEliminarEn la estación de Atocha, en Madrid, se rodaron las escenas ferroviarias del Doctor Zhivago. Era el año 1965 y yo andaba por allí desde 1962 formándome en la comunicación (periodismo).
ResponderEliminarCuando vi en la gran pantalla de cine el drama épico salido de la novela del escritor ruso Borís Pasternak, quedé tan impresionado, que aún puedo recordar momentos de aquella obra.
Tu soneto, ha removido en mi aquel tiempo y aquellas escenas.
Es curioso el poder de evocación que tiene la palabra escrita. Nos hace salir de nosotros mismos para acercarnos a otros mundos que quizá el tiempo ya ha devorado, como si siguieran vigentes... Aunque yo no la viví como tú, comparto la gran impresión que me produce esta película, visionada numerosas veces como una auténtica obra maestra.
Eliminar...no se porque este poema me parece que estaba esperando leerlo, muchas gracias Rafa
ResponderEliminarMe alegro de haber ilustrado esa espera.
Eliminarme gusta este poema!!
ResponderEliminarEs un placer para mí que te haya complacido.
EliminarBellísimo soneto!!
ResponderEliminarMuchas gracias como siempre, Adriana, por dejar tu opinión.
EliminarBello escrito Rafael, muchas gracias por compartir.
ResponderEliminarMi querido amigo, uno llega a la conclusión de que en este deforme mundo la belleza no es en el fondo más que una forma de rebeldía... Rebelémonos pues.
EliminarBellísima imagen poética!! y por acompañarla con tan lindos versos de tu pluma y mano que la hace embellecer aún más... Un abrazo,
ResponderEliminarLa pluma y mano que siguen fieles al rumbo trazado por la aspiración a la belleza... Gracias por tus palabras y otro abrazo.
EliminarComo siempre tus versos son de una hermosura exquisita, más cuando están pintados en este maravilloso soneto. Felicitaciones Rafael por la belleza de tu poesía!!!!!!!!!!!! Que siempre exista una musa para inspirar a cada hombre y a cada poeta!! Las escenas de cine dan una imagen muy poética en el soneto!!!
ResponderEliminarMi querida Dora, un poeta sin musa vale tanto como un árbol sin hojas... La cosa es así de simple... Y gracias por tus cálidas palabras.
EliminarEs un placer!!!
EliminarY para mí igual, desde luego!
EliminarME ENCANTÓ, GRACIAS!!!
ResponderEliminarMe alegra mucho y te doy la bienvenida a mi blog.
EliminarSorprende que en toda la película no se escuche un solo poema del protagonista... es una omisión un poco paradójica.
ResponderEliminarNo tanto si se piensa que el cine es lenguaje visual. La mirada de Zhivago se detiene en las hojas de los árboles, en los pétalos de los girasoles que caen, en los cristales de hielo, en los rayos de sol entre el bosque... Continuamente se sugiere sin palabras cuál es la sensibilidad del personaje. Interesa sugerir el alma de un poeta, más que dar testimonio de sus versos. Al menos así lo interpreto yo.
EliminarEn la versión moderna sí hay una escena en la que el estudiante Zhivago lee sus versos a sus compañeros en un café, si mal no recuerdo.
EliminarTambién es una película de notable calidad...
EliminarBellísimo soneto de veras... un placer leerte estos versos, tu musa... y tu pluma no falla. La imagen habla por sí sola, gracias por escribir y compartir.
ResponderEliminarYo te agradezco a ti tu comentario y tu presencia constante en mi página.
EliminarLa musa... caprichosa, y fuente divina donde bebe la palabra. Gracias Rafael, bellísimo poema.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te haya gustado, porque tu opinión tiene gran interés para mí. Y en cuanto a la musa... hay quien dice que no existe y que sólo cuenta el trabajo. Bien, dejemos que lo crea y que confunda el arte con una fábrica de zapatos.
EliminarLos vendedores de zapatos nunca sabrán...
ResponderEliminarque en las laderas del Parnaso se camina descalzo...
ResponderEliminar¡Exactamente, amigo! Gracias por tu genial aportación.
EliminarA tu soneto no le falta nada para rayar en lo perfecto. me encanta!!
ResponderEliminarNunca (o casi nunca) puede decirse eso... pero muchas gracias por tu elogio.
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