"Penetre en ti callada mi ternura...".
Adelardo López de Ayala.
Te hubiera dicho con rumor distinto
lo que en el fondo de mi afán había:
el amor, el embrujo, la poesía,
eternos brazos con que ser tu cinto.
Te hubiera dicho que en tenaz jacinto
tu presencia a mi cuerpo convertía:
el olor, la elegancia, la armonía,
alada gracia para el fiero instinto.
Te hubiera dicho más, que representa
este verbo, buscado de astrolabios,
clara merced del cielo generoso.
Pero al mirarme en ti perdí la cuenta
y me dejé en la cárcel de los labios
del corazón al mirlo tembloroso.
La emoción de un momento que se recuerda después y se echan en falta todas aquéllas cosas que pudieron decirse... A mi también me ha pasado alguna vez, pero, claro, no tengo la gracia de la poesía para contarlo. Lo mío es más prosaico.
ResponderEliminarSi quisiera explicar cuál es la materia prima de la poesía no encontraría mejor definición que la que, tal vez sin darte cuenta, me acabas de ofrecer: "emoción de un momento que se recuerda después". Genial, Roberto.
EliminarUn abrazo.
Creo que hay momentos que la pasión te quita el habla. Otro soneto muy bello que me hace querer seguir visitando tu blog, te felicito!!
ResponderEliminarEl soneto, como cualquier otra estrofa, no es más que el vaso que contiene el alma del poeta. Un alma que se bebe por los ojos al ser leída...
EliminarGracias por tu constante deseo de venir hasta aquí.
A veces no es necesario decir con palabras lo que se siente, basta con mirar a los ojos y leer en ellos el reflejo de un sentimiento, para que, como en este bellísimo soneto, todo sea poesía. Es absolutamente maravilloso.
ResponderEliminarSí, así es, el lenguaje de las miradas intensas y apasionadas tiene ya la suficiente elocuencia... El soneto busca sugerir todo ese mundo de complicidades que ponen en pie las personas que se aman. Y es un placer comprobar que le "llega" a alguien con la capacidad para la emoción que tú tienes.
EliminarGracias por tus amables palabras.