Leandro de Abido atravesaba cada día a nado el Helesponto (estrecho entre Turquía y Europa, de una legua de anchura) para visitar a su amada Hero, sacerdotisa de Afrodita en Sesto. En su tránsito lo guiaba la luz de una lámpara encendida por Hero. Una noche esta luz es apagada por una fuerte tormenta, el joven pierde su rumbo y perece ahogado. Hero al descubrirlo muerto en la playa se arroja desde su torre para morir a su lado. El origen de esta leyenda acerca de un amor que todo lo arriesga se encuentra en el poeta latino Ovidio, quien a su vez se inspiró en fuentes griegas más antiguas. Posteriormente es recreado también por Garcilaso de la Vega (Soneto XXIX) y por el inglés Kit Marlowe.
El hosco mar con agoreros brazos
al ansia juvenil reta y acrece,
al tiempo que su seno se embravece
en fusta de esmeraldas, de sargazos.
Tiende un farol sus solitarios trazos
y acosado de nubes enflaquece,
quiere brillar sin fin, mas palidece
rendido al viento de potentes mazos.
Lo que Venus amó yace en la playa,
busto de sal, por que ni quieto mengua
la apetencia de cuerpo deseado.
Y trasponiendo decisiva raya,
lejos el canto, la espinosa lengua,
de hielo muere el corazón besado.
El Helesponto (o estrecho de los Dardanelos, como se le conoce en la actualidad) tiene una anchura por término medio de una legua. De modo que el trayecto diario de ida y vuelta supone nadar unos 10 km. Si a eso le añadimos el desgaste físico de las efusiones amorosas hemos de concluir que Leandro era un atleta extraordinario. A pesar de ello nada pudo hacer al enfrentarse a las fuerzas de la Naturaleza desatadas en su contra.
ResponderEliminarTan bello soneto con esa historia de amor y muerte...
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Adriana.
EliminarFelicitaciones, y mi admiración en pleno para Ti amigo .
ResponderEliminarEncantado por esa opinión y por tu fidelidad a mis letras, Ariadna.
EliminarGracias una vez más por compartir tu arte, Rafael.
ResponderEliminarDe nada, siempre es un placer.
EliminarUna bella historia, amigo.
ResponderEliminarLos mitos y leyendas antiguos están llenos de bellas historias.
EliminarSi mal no recuerdo, también Byron cruzó a nado los Dardanelos para emular al protagonista de esta leyenda.
ResponderEliminarEso cuentan, en efecto, es muy propio del carácter de ese poeta.
EliminarHe visto el soneto de Garcilaso que mencionas y es muy bueno.
ResponderEliminarToda la poesía de Garcilaso es extraordinaria. Estaba tan empapado espiritualmente de la cultura clásica griega y latina que todas sus fuentes literarias de inspiración se encuentran en ella. En cambio no compuso ni un solo verso de temática religiosa, a diferencia de los demás autores españoles de su época.
EliminarExcelentes letras!
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarGracias por compartir, es muy bello!
ResponderEliminarMe alegro de que te guste.
EliminarUn placer leerte.
ResponderEliminarGracias, amiga.
EliminarHermoso poema, Rafael.
ResponderEliminarEjemplo de buen hacer literario. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarInteresante.
ResponderEliminarGracias por dejar tu opinión.
EliminarClásico y romántico al mismo tiempo.
ResponderEliminarCreo que me cuadra bastante eso que dices, es cierto.
EliminarSe lee poca poesía como ésta, gracias por compartir.
ResponderEliminarEsta página será siempre un un jardín para la buena poesía.
EliminarBellísimo!!
ResponderEliminarMuy bonita leyenda, no la conocía.
ResponderEliminarPues no será la última que aparezca por aquí, te lo aseguro.
EliminarMe encanto.Gracias por alegrar la vida con tus preciosas letras.
ResponderEliminarUn cuadro, una melodía o un jardín también la alegran. La poesía tiene algo de esas tres cosas.
EliminarMuy lindo!!
ResponderEliminarGracias.
EliminarCon tu permiso lo guardo para la revista.
ResponderEliminarPor supuesto, José Luis.
EliminarGreek inspiration creates generous poetic works.
ResponderEliminarIt was always like that and it must remain.
EliminarAcabado y clásico soneto.
ResponderEliminarPara mí es una estrofa de culto.
EliminarMuy lírico y sentido poema.
ResponderEliminarGracias por dejar esa opinión.
EliminarHermosa pero también triste historia
ResponderEliminarLa hermosura cuando mira atrás siempre encuentra a su hermana tristeza.
EliminarGracias por compartir tus bellas letras con nosotros.
ResponderEliminarEs como siempre un gran placer para mí.
EliminarMuy hermoso, lo comparto.
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
EliminarExcelente trabajo literario.
ResponderEliminarEres verdaderamente amable.
EliminarMuy lindo!!
ResponderEliminarCelebro que te guste.
EliminarGracias por compartir.
ResponderEliminarDe nada, siempre es muy grato para mí.
EliminarMaravillosa creación poética, distinguido poeta.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarConmovedora leyenda... versos llenos de belleza.
ResponderEliminarEn mayor o menor medida, los poetas siempre buscamos conmover.
EliminarEres genial poeta, Hermosamente bellal!! Que finura en la expresión. Besos
ResponderEliminarLa palabra es la herramienta de que dispone el poeta para pulir lo que siente y presentarlo con las hechuras del arte. Besos.
EliminarMe encanta! Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro de veras.
EliminarTriste historia de amor.
ResponderEliminarLa tristeza suele ser la otra cara de la belleza. De ahí la melancolía de la que tanto entienden los poetas.
EliminarMuy cierto poeta
EliminarMuy bien recreada historia, Rafael.
ResponderEliminarRecomiendo la lectura de esta leyenda en su fuente original, que es la narración de Ovidio. Resulta de una belleza extraordinaria.
EliminarMuy buena poesia, como siempre.
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
EliminarExcelente poema!
ResponderEliminarGracias a vosotros por recibir así mis letras.
EliminarUn placer leerte, poeta.
ResponderEliminarEres muy amable.
EliminarMuchas gracias por compartir tus letras.
ResponderEliminarGracias a vosotros.
EliminarGracias por compartir tan hermosas letras.
ResponderEliminarDe nada, es un placer estar con vosotros.
EliminarMuy bueno!
ResponderEliminarGracias y bienvenida al blog.
EliminarGracias por compartir, poeta amigo.
ResponderEliminarDe nada, es un placer.
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