"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
martes, 1 de julio de 2014
DON DE LA PALABRA
No me acostumbro a oírla
en boca de políticos:
los muy apestosos.
Tampoco creo que en pólizas,
folletos, reclamaciones
administrativas
o títulos de propiedad
pueda enorgullecerse.
Si a la criatura humana
se le otorgó este don no fue
para ser malgastado en todo esto.
Decir acaso
que "este Sol de enero
recorre el cielo en su brasero de ámbar",
o que "la musa peina
el oscuro abanico de sus cabellos
sin saber que la estoy contemplando",
se acerca certeramente a lo esencial.
El íntimo deseo de comprimir
la belleza es la forma
pasajera, el pálpito fugaz
que nos hace partícipes de lo eterno.
Cabe calentarse
con esta certidumbre
en medio de la fría soledad del mundo.
Cabe echar al olvido
los desperdicios de unos cuantos telediarios.
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Con el paso del tiempo, el poeta se aferra a esta íntima convicción...
ResponderEliminarMuy bueno...
ResponderEliminarGracias... Desde mi punto de vista, para poder ponerse a escribir hay que sentirlo así.
EliminarTotalmente de acuerdo... Qué bella es la palabra!!
EliminarLa música del corazón se compone con ella.
EliminarEntonces tienes un corazón muy marchoso jajajjj
EliminarNo está mal... tiene sus momentos, como todos.
EliminarEstupendo poema. Don de la palabra, un vehículo maravilloso para poder expresar nuestros pensamientos y que no siempre se hace buen uso de ello. Abrazos.
ResponderEliminarTienes razón, no siempre se hace buen uso de él. Pero aquí nos comprometeremos a que sí se haga...
EliminarGrandilocuentes palabras, despliegue de la realidad que estamos viviendo. Muy bueno, Rafael, gracias por compartir.
ResponderEliminarDe nada, amigo. Esa realidad a la que aludes a todos nos alcanza en mayor o menor medida.
EliminarQUE BUENO RAFAEL!!
ResponderEliminarEs tu sensibilidad la que lo hace bueno, Adriana.
EliminarOH NO, LA SENSIBILIDAD DEL ESCRITOR QUE TOCA ESAS FIBRAS QUE EL RESTO NO PUEDE!!
EliminarGracias por tu talento. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti por aceptarme en tu "comunidad". Abrazos.
Eliminar..talento si, para sacar poemas de las cosas más sencillas. Me gusta mucho.
ResponderEliminarLas cosas sencillas, como tú las llamas, son las que están más llenas de poesía.
EliminarGracias por dejar tu comentario.
Sí, bueno, pero las "palabras" de los políticos pesan mucho más en la realidad que las de los poetas... aquéllos siempre tienen la sartén por el mango, ¿no?
ResponderEliminarNo estoy yo muy seguro de que, a la larga, la política se imponga al arte, Roberto. Más bien creo que es al revés...
EliminarEl poeta siempre tiene bellas palabras para explorarla,yo diría que como ama las letras es lo que escribe, gracias Rafael Simarro, estos comentarios han sido espotáneamente muy bueno,saludos y esperando tus letras.
ResponderEliminarGuadalupe.
Amor a las palabras y amor a mi idioma, a mi "español"... Hay que sentirlo primero para poderlo transmitir después. Gracias, Guadalupe.
EliminarLas palabras, armas de doble filo, tanto pueden ser el bálsamo como la espada, el sol que calienta o el invierno más frío ... Hay palabras que se lleva el viento y palabras que se imprimen a fuego en algún lugar a mitad entre el corazón y el alma.
ResponderEliminarTu poema es una hermosa manera de reclamar esa belleza que esconden las palabras.
Un placer leerte, querido amigo.
Un fuerte abrazo.
Hay palabras para todos los gustos... palabras bastardas, interesadas, llenas de doblez; palabras iracundas, violentas, hirientes; palabras de mercaderes o de rituales vacíos... Pero el poeta siempre sabrá escoger las únicas palabras que son esenciales, las únicas que de verdad importan.
EliminarMuchas gracias, Antonia, por ser como eres y por tu amistad.
Genia!!!
ResponderEliminarMe gusta como también me gusta venir a esta página y encontrar comentarios como los de Antonia. Entre los dos se puede decir que habéis hecho una auténtica tesis poética del uso de la palabra.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste este blog y los comentarios, y te doy las gracias en nombe de Antonia y en el mío.
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