"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
lunes, 27 de mayo de 2013
EL REFUGIO
La vieja casa se comba con los años.
De una manera casi imperceptible,
pero se comba.
Mi padre llenó de libros las paredes:
varias enciclopedias
y volúmenes de versos, sobre todo.
Yo vengo a menudo, quizá
para reunirme
con la esquiva sombra de la libertad.
A veces cuento estrellas
o hago solitarios.
A veces, también,
cometo la locura de escribir.
Los conflictos terrestres
lamen el borde de las ventanas,
convertidos en mansas olas de laguna.
Por ahora los recuerdos
no me pidieron asistenta.
Sin embargo, el polvo
empieza a acumularse
con sus tenaces dedos perezosos.
Lo mismo que los pececillos
de plata:
se ve que han decidido
devorar hasta el "laus Deo" del papel.
A este paso
pronto me quedo sin lecturas...
miércoles, 15 de mayo de 2013
SOMETIMIENTO
"Para vivir me basta desearos...".
Lope de Vega.
Rendir sin condición la fortaleza
donde de hierro residió mi hombría;
trocar en seda la tizona impía;
desprender de su yelmo a mi cabeza.
Cautivo, redimirme con largueza;
peregrino, purgar la culpa mía;
exaltado, vestir de valentía;
neófito, aprender lo que es grandeza.
Hacer la contingencia necesaria;
quemar la carne, en alma confundida;
buscar el pozo donde bebe un sueño.
Morir para la vida solitaria;
vivir en lenta muerte dolorida;
llenarme Amor... y ya no ser mi dueño.
sábado, 4 de mayo de 2013
EL CONTINUO RESCATE
"Abril, sin tu asistencia clara, fuera
invierno de caídos esplendores...".
Juan Ramón Jiménez.
Cuando el guardián se duerme descuidado
con la espada de luna en las rodillas
y lejos de este muro, a muchas millas,
mi anhelo herido vuelve derrotado;
cuando el silencio, con su atroz bocado,
la soledad y el mal hacen astillas
la esperanza de un hombre, en las orillas
de algún vergel recóndito y aislado.
Cuando, en fin, macilento, sin escalas,
mi vieja torre cierro, reincidiendo
en la tristeza de las horas yertas...
Siempre apareces tú, con dulces alas,
por el umbral del ánima accediendo
para de golpe derribar mis puertas.
invierno de caídos esplendores...".
Juan Ramón Jiménez.
Cuando el guardián se duerme descuidado
con la espada de luna en las rodillas
y lejos de este muro, a muchas millas,
mi anhelo herido vuelve derrotado;
cuando el silencio, con su atroz bocado,
la soledad y el mal hacen astillas
la esperanza de un hombre, en las orillas
de algún vergel recóndito y aislado.
Cuando, en fin, macilento, sin escalas,
mi vieja torre cierro, reincidiendo
en la tristeza de las horas yertas...
Siempre apareces tú, con dulces alas,
por el umbral del ánima accediendo
para de golpe derribar mis puertas.
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