"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
miércoles, 27 de marzo de 2013
A LA PERRILLA "LUNA"
Para Adriana Gutiérrez.
Regresa Octubre a la mansión dorada
cual decadente música,
colgando su oropel entre olivares
y entre las viñas sucias.
Sentado bajo el porche, estoy pensando
de mi vida en la suma:
siempre resulta corta la poesía
y larga la secura.
Las hojas muertas acarician, breves,
esta soledad mustia,
este recogimiento en que, abstraída,
mi alma se sepulta.
De repente, a mis manos humedece
una rosada lluvia
y un palpitar de cascabel gozoso
e inocente pelusa.
Socava mi tristeza su alegría,
su sorpresa minúscula,
hasta tal punto que no soy el mismo
ni siento ya la angustia.
Se arrima a mí, buscando el tacto amigo
que le abrigue la nuca,
atenta a mis palabras y a mis gestos,
voluntariosa alumna.
El húmedo azabache de sus ojos
adivina y pregunta,
y me traspasa como si yo fuera
su Providencia última.
¡Quién, como ella, contemplar pudiera,
en devoción segura,
la faz de Dios, reconociendo al Padre
que oye nuestras súplicas!
¡Quién descansara las humanas penas
y olvidara las dudas,
bajo un mirar que en amorosos lazos
nos presta su alta cura!
Alguna vez será... Por el momento,
en amable tertulia,
une conmigo la opinión sencilla
mi gozque color luna.
(De "Cuando nada importe").
jueves, 21 de marzo de 2013
INVITACIÓN AL SUEÑO
"¿Qué otra flor para ti de tu poeta...?"
Antonio Machado.
Duerme, mi luz; si las primeras nieves
en tu pupila oscura están pesando,
al abrazar el lecho, reposando,
las cargas de tus hombros serán leves.
Duerme... Se llena de amapolas breves
y de notas de pájaros cantando
el jardín de tu estancia, provocando
todo a lo que, despierta, no te atreves.
Sales después a un litoral dorado
mientras te tocan ondas, orgullosas
de en tu belleza coronar su empeño.
Soltar los cabos, avanzar a nado
cuando el ocaso el agua vuelve rosas...
Duerme, mi bien: yo velaré tu sueño.
miércoles, 13 de marzo de 2013
POETAS ROMÁNTICOS INGLESES: Canto IV
¡Ah, evocación silenciosa de horas galantes,
fantasma que deslizas tu pluma, enredadera
abrazada a las paredes grises
de mi pensamiento! Sin pausa regresas
al desolado balcón de la frente
y me haces recordar, describir...
Caballeros que fuman desdeñosos,
jóvenes exaltadas eligiendo pareja
para el próximo vals, el líquido
rubí de las poncheras, las libreas
de los sirvientes, el murmullo
de las conversaciones, el espíritu
de la noche llegando tarde a la fiesta
y observando a los candelabros
como a un prohibido amor.
Mi sueño bajaba entonces la escalera
con prestancia de Reina,
con aquel vestido carmesí que se ceñía
a su cuerpo igual que una mano,
y miradas llenas de deseo la recorrían,
y los anteojos pellizcaban el enjuto rostro
de las envidiosas, aunque con gracia impar
sabía arrojar de sí tanto cínife inútil,
segura del dominio de su alta hermosura.
La callada victoria se multiplicaba
sobre los corazones convertidos en trópico.
Y yo, que la contemplaba más que nadie,
ahora entiendo la nota de tristeza,
el pobre pentagrama inacabado,
la búsqueda, la ansiedad
casi agónica, la lámpara encendida
en su maravillosa alma de mujer,
como señal en medio de páramos oscuros,
amarillo mensaje que solamente un viajero
podría descifrar, el único
deseado, aquél cuya constancia
le haría merecer el título de Amante,
que, sin embargo, nunca llegó del todo
a extinguir con su aliento la soledad que ardía.
lunes, 4 de marzo de 2013
POESÍA CONTEMPORÁNEA
Salgo a la terraza por un impulso.
Respirar, mirar al tráfico, nada
en concreto. Parece mentira
que a estas alturas de noviembre
luzca un Sol tan espléndido.
De nazareno y oro,
el día exhibe su terno
en espera de una ovación...
Pero las punzadas
del desasosiego persisten.
Conozco la causa: más allá
del fracaso en el último concurso literario
(donde mandé mis rimas
a luchar contra los elementos
del materialismo pujante)
está la misiva de un amigo,
en la que me espeta, con crudeza jovial,
que la poesía se encuentra muerta y enterrada.
Pudiera ser. Si bien otras muchas cosas
la habrán acompañado a la tumba.
En cualquier caso
nadie ha prescrito cuánto tiempo
han de durar los responsos.
Supongo que yo entonces
estoy celebrando lo que los curas llaman
"misas de aniversario"...
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