domingo, 2 de marzo de 2025


ALEJANDRO MAGNO (356-323 a. C.) fue un rey de Macedonia, hijo de Filipo II y discípulo del filósofo Aristóteles, que ha pasado a la historia como el conquistador del Imperio persa. Subió al trono a la edad de 20 años, después de que su madre Olimpia urdiera una intriga que acabó con la vida de Filipo II. Una vez en el poder, Alejandro sometió a todos los pueblos de Grecia y los convocó para la mayor empresa común que hasta ese momento se les había ofrecido: la conquista de Persia.

Al frente de un ejército de 30.000 infantes y 5.000 jinetes, Alejandro cruzó el Helesponto, ocupó la Tróade, deshizo el famoso "nudo gordiano", del cual una profecía hacía depender el dominio de Asia, con un simple tajo de su espada y venció a las tropas persas de Darío III en el río Gránico (334 a. C.) y en Issos (333). A continuación se anexionó Fenicia y Egipto, cuya población lo aclamó como libertador, fundando la ciudad de Alejandría en el delta del Nilo. Consultado el oráculo de Amón, Alejandro fue reconocido como "hijo de Zeus", lo que estimuló desde entonces la creencia en su naturaleza divina.
En el año 331 a. C., la ruta hacia Oriente había quedado abierta. El ejército griego atravesó el Éufrates y el Tigris, y batió definitivamente a los persas en la batalla de Gaugamela, librada cerca de la ciudad de Arbelas (octubre 331). Tras la huída y muerte de Darío III, en una prolongada campaña Alejandro conquistó Babilonia y Persia (con las ciudades de Susa y Persépolis), atravesó Afganistán y llegó a las orillas del río Indo, donde derrotó a las huestes del rey Poro (326). Pero cuando penetró en la India y quiso cruzar el río Ganges sus soldados se negaron a seguirle más lejos en esa fiebre expansionista que parecía no tener fin.
De regreso en Persia en 324, Alejandro se dispuso a organizar sus extensos dominios. Se había casado con Roxana y con otras dos princesas persas para dar ejemplo de fusión entre razas, uno de los objetivos que perseguía su empresa conquistadora. Se preocupó en todo momento por respetar las creencias, así como las costumbres e idioma de los territorios sometidos. Sin embargo, en junio de 323, tras un día de banquete y de excesos, el rey macedonio enfermó súbitamente y murió poco después, a la edad de 32 años y a los 13 de haber iniciado su reinado. Su cadáver fue trasladado a Alejandría del Nilo, donde se le tributaron honores divinos.
Alejandro no nombró sucesor, por lo que sus cinco principales generales se repartieron el Imperio: Lisímaco obtuvo Tracia; Antígono, el Asia Menor; Seleuco, Babilonia; Tolomeo, Egipto; y Antípater, Macedonia y Grecia.
Las consecuencias de sus conquistas fueron la difusión de la cultura griega (helenismo) y el intercambio de ideas y conocimientos con los pueblos asiáticos. La gloriosa epopeya de Alejandro ha perdurado en numerosas leyendas y su huella en muchos lugares de Asia todavía hoy no se ha borrado por completo.
Fuentes: "Alejandro Magno" (Mary Renault).
Imagen: Alejandro Magno, según una escultura contemporánea.

domingo, 2 de febrero de 2025


 

La hegemonía de Macedonia.
El eje de la historia de Grecia, centrado mucho tiempo entre Atenas y Esparta, se iba a trasladar hacia el norte. En 359 a. C., Filipo II (un admirador de las tácticas de Epaminondas) ascendió al trono de Macedonia, reino al norte de Tesalia habitado por pastores y rudos montañeses que hasta ese momento no habían contado para nada en los asuntos helénicos. En 357 Filipo conquistó la colonia de Anfípolis, por lo que Atenas le declaró la guerra. La lucha continuaría hasta el 346, año en que se firmó la paz de Filócrates. En este intervalo hubo otras dos guerras, ambas desastrosas para la suerte de Grecia: la "guerra social" (357-355), en la que las ciudades de la nueva Liga Délica se sublevaron contra Atenas y mantuvieron su independencia frente a las ambiciones atenienses; y la "guerra sagrada" (356-346), entre los focenses, que emplearon los tesoros sagrados de Delfos para pagar soldados mercenarios, y Tebas.
En el año 348 a. C., Filipo capturó Olinto y derrotó después a los focenses. Pero en 340 Atenas, temerosa de la influencia que estaba alcanzando Macedonia entre los demás estados griegos, declaró de nuevo la guerra a Filipo. El célebre orador Demóstenes hizo todo lo posible para unir a los griegos contra el rey macedonio y consiguió cierto éxito. Los tebanos y los atenienses se unieron, y se formó también una alianza con Bizancio, que fue arrebatada a Filipo. La batalla decisiva, sin embargo, se produjo en 338 en Queronea: los aliados griegos fueron derrotados y Grecia pasó al dominio de Macedonia. Esparta, a pesar de que estaban en juego las libertades de Grecia, no participó en la guerra.
A continuación Filipo se propuso reorganizar a las ciudades griegas, exceptuando a Esparta. A tal fin se convocó en Corinto un congreso del que el rey macedonio salió reconocido como caudillo de Grecia y se hicieron preparativos para invadir Persia. Pero en el verano de 336 fue asesinado Filipo. Los griegos esperaron entonces recuperar su libertad, pues Alejandro, hijo y sucesor de Filipo II, era joven y desconocido por completo. Pronto quedarían desengañados.
En el otoño de 336 se presentó Alejandro en Grecia al frente de un ejército. Un segundo congreso convocado en Corinto no tuvo más remedio que admitir su supremacía. Alejandro volvió luego su atención a las tribus bárbaras del norte de Macedonia y llegaron noticias a Grecia de que había muerto en batalla contra los ilirios. Tebas se sublevó inmediatamente, sitió a la guarnición macedónica en la ciudadela y llamó en su ayuda a Atenas y al Peloponeso. Pero Alejandro regresó a Grecia con todas sus fuerzas y en un tiempo increíblemente corto: en 335 Tebas fue ocupada y destruida (menos la casa del poeta Píndaro). Alejandro pudo entonces llevar a efecto su gran proyecto de invasión del Imperio persa.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: Guerreros macedonios.

viernes, 3 de enero de 2025


 

PLATÓN (427-347 a. C.) fue un filósofo y escritor griego, nacido en Atenas en el seno de una familia aristocrática, supuestos descendientes de los primitivos reyes del Ática. Su nombre originario era Aristocles, pero lo cambió por "Platón" a causa de sus anchas espaldas y corpulencia física. De joven recibió la acostumbrada educación del ateniense acomodado, versado en música, en gimnasia y en la lectura de los poemas homéricos y de los poetas líricos. Parece ser que frecuentó la escuela de Cratilo, un discípulo de Heráclito. También se cuenta que luchó con valentía en la última fase de la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.). A la guerra siguió el gobierno de los llamados "Treinta Tiranos" y, finalmente, la restauración de la democracia. Todas estas vicisitudes dejaron honda huella en la vida ateniense y en el ánimo del futuro filósofo.
A los 18 años Platón conoció a Sócrates, cuyo magisterio le hizo abandonar la temprana vocación de poeta para dedicarse por entero a la filosofía. Platón siguió a su maestro hasta la muerte de éste en el año 399, tras una injusta condena por "corrupción de la juventud". Las enseñanzas socráticas le marcaron profundamente, hasta el punto de que cuando escribió sus "Diálogos" Platón hizo protagonista de los mismos a Sócrates, transcribiendo muchas de sus ideas que se conservaron de esa forma para la posteridad.
Después de la muerte de Sócrates, Platón huyó a Megara y más tarde a Cirene y a Egipto, donde se consagró a estudios de Matemáticas y de Teología. Luego residió en Siracusa al servicio de su tirano, Dionisio el Viejo, quien, disgustado con el filósofo, acabó vendiéndolo como esclavo. Fue rescatado por Aníceres de Cirene y regresó a Atenas en el año 386 a. C., fundando allí la Academia, un centro de enseñanza que pronto adquirió celebridad.
Hacia el año 367, el hijo del tirano de Siracusa, Dionisio el Joven, llamó nuevamente a Platón como preceptor. Durante su segunda etapa en Sicilia, el filósofo maduró muchas de sus ideas en materia de política y de ética. Fundó otra Academia en Siracusa, pretendiendo convertir al joven tirano en un "gobernante filósofo", pero, desengañado por las continuas arbitrariedades de su pupilo, abandonó cualquier pretensión de influir en los asuntos públicos y en el año 355 a. C. regresó definitivamente a Atenas.
Durante la mayor parte de su vida, Platón se dedicó a la enseñanza y a la composición de sus obras literarias. En la Academia de Atenas no se pagaba matrícula, se seleccionaba exhaustivamente a los estudiantes y se admitía a las mujeres en completa igualdad con los varones. El prestigio de Platón entre sus discípulos y conciudadanos no hizo sino crecer con el tiempo. La etapa final de su existencia transcurrió plácidamente y la muerte le sobrevino al quedarse dormido mientras asistía a un banquete.
Los "Diálogos" platónicos se agrupan en tres periodos: de juventud (destacan "Apología de Sócrates", "Critón", "Gorgias"), de madurez ("Fedón", "El Banquete", "La República", entre otros) y los últimos diálogos ("Timeo", "Las Leyes"). En "La República" (su obra más famosa), Platón afirma que "mientras los filósofos no se hagan reyes y los reyes filósofos, no terminarán las calamidades de la sociedad", y propugna una forma de Estado ideal, no democrático, gobernado por los más capacitados intelectualmente y vagamente comunista en materia económica. Según su teoría del conocimiento, las cosas no son sino reproducciones sensibles de un mundo más elevado, el de las "Ideas", conceptos abstractos que dan sentido y gobiernan el mundo. Así, sólo la noción abstracta de la justicia da significado a los actos justos, y otro tanto cabe decir de la virtud, la belleza, etc.
La obra de Platón, junto con la de su discípulo Aristóteles, constituye el mayor testimonio literario de la antigua filosofía griega. Su influencia persiste hasta nuestros días, a través del estoicismo romano y del llamado "neoplatonismo", corriente que aparece en múltiples escuelas de pensamiento. La mayoría de las cuestiones que han merecido la atención de los pensadores en la ulterior civilización occidental ya se hallan presentes en Platón, así como el fundamento de la Psicología, de la Pedagogía y de la Ética modernas.
Fuentes: "Platón en su tiempo" (Antonio Capizzi).
Imagen: Busto de Platón.

lunes, 2 de diciembre de 2024


Caída de Esparta.
Después de su derrota en la Guerra del Peloponeso, en Atenas se formó un gobierno reaccionario llamado de los "Treinta Tiranos", pero no tardó en restaurarse la democracia (403 a. C.). En cuanto a Esparta, intentó organizar su hegemonía colocando gobiernos oligárquicos en las ciudades griegas. Estas iniciativas causaron gran disgusto y, en parte para congraciarse, los espartanos comenzaron una nueva guerra contra Persia (401), primero con la expedición de Ciro el Joven y después con el ataque de Agesilao a Asia Menor (396).
En el año 394, Atenas, junto con Tebas y Corinto (dos ciudades que apenas 10 años antes la detestaban), declaró la guerra a Esparta mientras el rey Agesilao estaba luchando en Asia. Agesilao regresó a Grecia y su ejército batió a los aliados en Nemea y Queronea, pero al mismo tiempo la flota espartana sufrió una grave derrota en Cnido frente a los persas comandados por el ateniense Conón y el medo Farnabazo, y dejó de ser una potencia marítima. Poco después, con ayuda del dinero persa, se reedificaron las fortificaciones del Pireo y las murallas de Atenas, ciudad que recuperó así parte de su prestigio perdido.
La guerra, tanto en Grecia como en Persia, languideció hasta el año 387, en que se concertó la llamada Paz de Antálcidas. Las ciudades griegas de la costa asiática fueron cedidas a Persia, en tanto que las de Grecia debían ser independientes, pero Esparta recibió el encargo de hacer cumplir las condiciones del tratado y, de esta manera, continuó siendo el Estado dirigente. Una vez más abusó de su autoridad, no sólo desmembrando a Mantinea y destruyendo la Liga Olíntica, sino también apoderándose de la ciudadela de Tebas (382), que no fue recuperada hasta el año 379.
La conducta de Esparta originó la formación de la segunda Liga Délica para protegerse contra ella. Para entonces Tebas había acrecentado mucho su poderío. Esta ciudad, dirigida por Pelópidas y Epaminondas, intentó unificar Beocia. A ello se opuso Esparta y se produjo la batalla de Leuctra (371), en la que fue derrotado por primera vez en campo abierto el ejército espartano. Como consecuencia se desencadenó una revolución en el Peloponeso: la ciudad de Megalópolis fue fundada en Arcadia, los mesenios regresaron del exilio y proclamaron su independencia, y el poder de Esparta quedó abatido. En cierto modo fue una desgracia para Grecia, ya que nadie era ya capaz de imponer el orden. Tebas fue mirada con odio hasta por sus más antiguos amigos. Reinaba la mayor confusión. En la batalla de Mantinea (362), en la que, aliados por una vez, espartanos y atenienses lucharon contra los tebanos, resultó muerto Epaminondas y Tebas no pudo ya aspirar a la hegemonía entre las ciudades griegas.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: "Muerte de Epaminondas", grabado de Bartolomeo Pinelli (1812).

domingo, 3 de noviembre de 2024


JENOFONTE (430-355 a. C.) fue un historiador griego nacido en Erquia (Ática). Realizó estudios en Atenas, donde llegó a ser discípulo del filósofo Sócrates. Tras participar en la Guerra del Peloponeso, en el año 401 a. C. se unió a los mercenarios griegos reclutados por Ciro el Joven, que se había rebelado contra su hermano Artajerjes II de Persia. Tras una larga marcha bordeando el Éufrates, las fuerzas rebeldes atravesaron Mesopotamia y se enfrentaron al enemigo en la batalla de Cunaxa. Allí fue derrotado el ejército de Artajerjes, pero también resultó muerto Ciro, lo que sembró la confusión entre los griegos, que no supieron qué resolución tomar. Además, sus capitanes cayeron asesinados por los persas, que los habían engañado con falsas promesas de repatriación. Todo ello condujo finalmente a la elección de Jenofonte para guiar a sus compatriotas en su retirada hasta el Ponto Euxino (Mar Negro). En la "Anábasis" (su obra más notable, llamada también "La retirada de los Diez Mil"), Jenofonte describió las vicisitudes y fortaleza de los griegos durante su periplo de casi 4.000 km. a través de Asiria y Armenia hasta el mar.
Más tarde, y junto con muchos de sus seguidores, Jenofonte se unió al ejército de Agesilao, rey de Esparta, y, después de servir en las campañas asiáticas, luchó contra los aliados de los atenienses en la batalla de Queronea (394 a. C.). Por ello fue desterrado de Atenas, pero recompensado por los espartanos con una finca en Escilunte, cerca de Olimpia, llevó una vida bucólica y familiar, dedicado a la composición de sus obras literarias, hasta el año 370, en que fue expulsado por los eleanos durante el levantamiento contra Esparta que siguió a la batalla de Leuctra. Luego vivió en Corinto y se supone (aunque no hay certeza) que volvió a Atenas antes de su muerte.
Además de la "Anábasis", su principal obra histórica es la "Helénica" o "Historia de Grecia", continuación de la de Tucídides. Su admiración por Sócrates se refleja en las "Memorias" o "Memorabilia", la "Apología" y el "Symposium" o "Oeconomicus", escritos en los que muestra una visión auténtica de la vida y enseñanzas del filósofo. Entre sus restantes obras se cuentan "Agesilao", biografía laudatoria, la lánguida "Ciropedia" o "Educación de Ciro", primera novela histórica de la literatura occidental, y varios ensayos, entre los que destacan "La Constitución de Esparta" y "Sobre las Rentas". Con menor certeza se le atribuyen tres tratados: "Hipparchicus" y "De re militari", que tratan principalmente de los deberes de los oficiales de caballería e infantería, y "Sobre la caza". Su talento es principalmente literario y sus obras son más estimadas por sus detalles vívidos y estilo sencillo y diáfano que por la exactitud histórica.
Fuentes: "Jenofonte" (José Vela Tejada).
Imagen: Retrato de Jenofonte. 

jueves, 3 de octubre de 2024


TUCÍDIDES (460-396 a. C.) fue el más importante historiador de la antigua Grecia. Nacido en Atenas, se cuenta que estudió oratoria con el sofista Antifonte y filosofía con Anaxágoras. Las ideas preconizadas por el sofismo le influyeron bastante, contagiándole una cierta visión negativa de la existencia. Para él, la maldad y la estupidez de que hacen gala los hombres en términos generales hacen poco sostenible la esperanza en el progreso de la sociedad.
En 424 a. C., estallada la Guerra del Peloponeso, Tucídides era uno de los "estrategas" principales de Atenas. Junto con su colega Eucles, fue puesto al mando de las fuerzas atenienses en Tracia con la misión de socorrer la plaza de Anfípolis, sitiada por el espartano Brásidas. Tucídides ocupó el puerto de Elion y lo defendió con éxito de los ataques enemigos, pero no pudo impedir la toma final de Anfípolis por el ejército espartano. A causa de este fracaso fue desterrado de Atenas y permaneció en el exilio durante veinte años. Parte de ese tiempo lo pasó en Sicilia. En el año 403 a. C. Tucídides regresó a Atenas, una vez que Trasíbulo hubo reinstaurado la democracia después del breve gobierno reaccionario de los "Treinta Tiranos".
La obra principal de Tucídides es la "Historia de la Guerra del Peloponeso", que comprende en realidad tres partes: la guerra entre Atenas y Esparta y los aliados de ambas (431-422); la expedición ateniense a Sicilia (415-413); y la guerra reanudada entre Esparta y Atenas (a partir de 413). La obra, inconclusa, quedó interrumpida en el verano de 411. Como historiador, Tucídides supera a su predecesor Herodoto y aplica un método absolutamente riguroso al relato de los acontecimientos. Se atiene a los hechos, prescindiendo de cualquier fabulación fantasiosa, sopesa todos los elementos de información disponibles y los combina para formar una narración razonable. Su actitud crítica, su imparcialidad proverbial (muy notable además tratándose de un desterrado) y su profundo conocimiento de los hombres y de la política hacen de su obra una de las piezas maestras de la literatura histórica.
Fuentes: "Comentarios de la obra de Tucídides" (E. C. Marchant).
Imagen: Tucídides según una ilustración contemporánea.

lunes, 2 de septiembre de 2024


 

La Guerra del Peloponeso.
Atenas intervino a favor de Corcira (la actual Corfú) en la lucha que ésta sostenía con la ciudad de Corinto (435 a. C.). En 432, Potidea a su vez pidió ayuda a Corinto para librarse de la alianza ateniense. Al mismo tiempo, Megara entró de nuevo en conflicto con Atenas a causa de un decreto de Pericles que prohibía a los barcos megarenses acceder a los puertos bajo control ateniense. Esparta entonces, como cabeza de la Liga del Peloponeso, declaró que la paz acordada en 446-445 había sido rota y, para evitar una conflagración general, exigió entre otras condiciones el destierro de Pericles, sobre quien seguía pesando la antigua maldición de los Alcmeónidas. Pericles, desde luego, no aceptó. Y Tebas, aliada de Esparta, aprovechó la oportunidad para atacar de forma inesperada a la ciudad de Platea, dependiente de Atenas (abril de 431). Así comenzó la Guerra del Peloponeso, en la que se vio envuelta casi toda Grecia al tomar partido por Esparta o por Atenas, y que duró hasta el año 404.
En la contienda pueden distinguirse varias fases:
1ª) Los primeros diez años (431-421), llamados también "guerra Arquidámica". Atenas planteó la lucha partiendo de su superioridad naval, aunque tuvo que sufrir varios asedios enemigos en su territorio. En este periodo, los atenienses vencieron a los espartanos en el islote de Esfacteria (425), pero los segundos se desquitaron con su victoria en Anfípolis (422). Atenas se vio azotada por una terrible epidemia de peste y Esparta por una insurrección de los ilotas. Ambas partes necesitaban acordar una tregua, que se firmó en el año 421.
2ª) La expedición de los atenienses contra la ciudad de Siracusa, en Sicilia (415-413), que constituyó un estrepitoso fracaso. Atenas perdió en la empresa 18.000 hombres y más de 100 trirremes, y aparte de eso provocó a Esparta, puesto que los siracusanos eran aliados suyos.
3ª) La fase de las grandes traiciones (413-407), en la que el ateniense Alcibíades, culpado por sus compatriotas del desastre de Siracusa, para eludir el castigo se pasó al bando de Esparta y aconsejó la conquista de la ciudad ática de Decelia, reanudándose así las hostilidades, aunque posteriormente tuvo que huir del Peloponeso acusado de adulterio. Por su parte, los espartanos llamaron en su ayuda a los persas para poder batir de una vez a los atenienses. Alcibíades se rehabilitó volviendo a Atenas y logrando algunas victorias navales, antes de verse obligado al exilio definitivo por su sospechosa conducta en la derrota ateniense de Notio.
4ª) La fase decisiva (407-404), en la que los espartanos comprenden que Atenas sólo por mar puede ser batida y arman por primera vez una poderosa flota de guerra. El combate de las islas Arginusas (406) fue favorable a los atenienses. Pero en Egospótamos (405) la flota de Atenas resultó completamente destruida por la espartana de Lisandro. Los atenienses ya no pudieron continuar resistiendo y tuvieron que aceptar las condiciones impuestas por sus enemigos.
El imperio de Atenas quedó deshecho. Ello fue debido principalmente a la incapacidad y rivalidades de los jefes políticos que se sucedieron tras la muerte de Pericles (429), al derroche de recursos en la expedición de Sicilia, que acabó en desastre, a las luchas internas entre demócratas y conservadores, y a la alianza "contra natura" entre Persia y Esparta.
Al finalizar la larga guerra, Esparta consiguió la hegemonía sobre Grecia. Pero no le fue fácil alcanzar esa posición dominante. A principios del siglo V a. C. había sufrido considerablemente a causa del conflicto entre reyes y éforos. En 464 además se produjo un devastador terremoto que casi redujo la ciudad a ruinas. Los pueblos sometidos en el Peloponeso aprovecharon la ocasión para rebelarse, la ciudad estuvo a punto del colapso y sólo la energía del rey Arquídamo pudo salvarla para seguir siendo protagonista de la historia griega.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: "Hoplitas" griegos en combate, pintura de una vasija antigua.