domingo, 3 de marzo de 2024

 


Tiranía frente a reformas (I).
Entre los años 560 y 510 a. C., Atenas estuvo gobernada por tiranos, primero bajo Pisístrato, que murió en 527, y después bajo sus hijos Hipias e Hiparco. Los abusos de este último ofendieron a los atenienses, hasta el punto de que Harmodio y Aristógiton tramaron un complot para asesinar a los dos tiranos. Hiparco perdió la vida (514), pero Hipias se salvó y desde ese momento comenzó a gobernar por medio del terror. Los Alcmeónidas, exiliados por segunda vez en tiempos de Pisístrato, lograron sobornar al oráculo de Delfos y, con ese ardid, persuadieron a los espartanos para que los ayudasen a expulsar al tirano de Atenas. El rey de Esparta, Cleómenes, invadió el Ática el año 510, forzando a Hipias a abandonar el poder y a refugiarse en Asia Menor, por entonces en manos del Imperio persa.
Ahora bien, Cleómenes apoyaba a los oligarcas atenienses y a las clases más conservadoras, dirigidas por Iságoras, pero Clístenes, el jefe de los Alcmeónidas, agrupó a la mayor parte del pueblo en torno suyo. Cuando los populares preparaban una amplia reforma democrática Cleómenes lo impidió presentándose con sus tropas espartanas en Atenas y exigiendo un nuevo destierro de los Alcmeónidas, para lo cual apeló a la vieja maldición que pesaba sobre ellos. Clístenes se vio obligado a alejarse de Atenas e Iságoras fue nombrado arconte en 508. Poco tiempo después, sin embargo, el descontento de los ciudadanos forzó la caída de Iságoras, sin que esta vez Esparta pudiera hacer gran cosa por evitarlo, a causa de las disensiones entre sus dos reyes, Cleómenes y Demaratos.
Clístenes, por tanto, pudo regresar a Atenas (507) y llevar adelante sus planeadas reformas. La nueva unidad política fue el "demos" o distrito. Cada uno de éstos tenía un gobernador o "demarca" y un consejo en el cual se reunían todos los ciudadanos varones. Los "demos", a su vez, fueron agrupados en 10 tribus. En éstas se incluían muchos habitantes que no habían sido considerados hasta el momento como ciudadanos por no pertenecer a ninguna de las antiguas familias. Ahora se les permitía agruparse en asociaciones religiosas y en su caso los lazos de sangre fueron sustituidos por la devoción a una divinidad. De cada una de las 10 tribus se elegían anualmente 50 miembros para formar un consejo de 500, que sustituyó a la asamblea de los 400 de Solón. Los poderes que mantenía el Areópago, sin embargo, no fueron modificados por Clístenes. Con objeto de evitar el retorno de la tiranía se implantó el "ostracismo", sistema por medio del cual cualquier ciudadano cuyo poder supusiera una amenaza a la paz de Atenas podía ser desterrado por diez años sin pérdida de su derecho de ciudadanía y precisándose un mínimo de 3.000 votos en un "quórum" de 6.000. Los atenienses llegaron a ejercitar el "ostracismo" en nueve ocasiones, a lo largo de un periodo de casi 100 años.
En cualquier caso, conviene resaltar que la democracia ateniense así organizada quedaba limitada exclusivamente a los ciudadanos varones y no alcanzaba a "metecos" (residentes en la ciudad no originarios de ella), libertos y esclavos, unos colectivos que componían la mayor parte de la población.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: Estatuas de Harmodio y Aristógiton, tiranicidas atenienses.

domingo, 4 de febrero de 2024


 

La evolución de Atenas.
La "polis" de Atenas se formó tras una alianza entre varias poblaciones dispersas de la región del Ática. La creencia popular atribuía esta federación a la obra del mítico héroe Teseo. Su gobierno fue monárquico al principio, igual que en el resto de las ciudades griegas. El último rey ateniense, Codro, murió al rechazar la invasión de los dorios (siglo XI a. C.). En adelante se instauró un régimen republicano en provecho fundamentalmente de las familias nobles.
Durante el siglo VII a. C. las tensiones sociales comenzaron a aflorar. Hacia el año 632, Cilón intentó erigirse en tirano de la ciudad de Atenas con la ayuda de su suegro, Teágenes de Megara. Pero la conspiración fracasó y, aunque Cilón pudo huir, sus secuaces, que se habían acogido a la protección de la diosa Atenea, fueron asesinados en el mismo templo de Erecteo, de manera ignominiosa y sacrílega. Se hizo responsables del crimen a los Alcmeónidas, encabezados por Megacles, miembros de una ilustre familia ateniense a quienes se condenó al destierro como medida de purificación. A partir de entonces iba a pesar sobre esta familia una maldición que tendría consecuencias en la posterior historia de Grecia.
Como vimos en el capítulo anterior, hacia el año 620 quedó encargado Dracón de redactar las leyes de la ciudad. La constitución de Atenas en esa época era oligárquica y sólo la aristocracia ("eupátridas") y la alta burguesía poseían derechos políticos. El consejo del "Areópago" ejercía la suprema autoridad, pues elegía a los nueve "arcontes", principales funcionarios públicos, y vigilaba su actuación durante el año en el que cumplían su mandato. La oligarquía ateniense utilizaba a los ciudadanos más pobres para cultivar la tierra mediante el sistema del "mediero": si el labrador no podía pagar su parte del producto al propietario del fundo se exponía a ser vendido, juntamente con su mujer e hijos, como esclavo.
A comienzos del siglo VI a. C. la situación social de Atenas se hizo crítica. Enfrentada en una guerra con Megara por la posesión de la isla de Salamina, en la ciudad cundía la desmoralización. Un poema elegíaco escrito por el eupátrida Solón animó a sus compatriotas a seguir la lucha y Megara fue vencida. En otro poema posterior, Solón expuso con clarividencia los males de la época y se convirtió en la persona más destacada de Atenas. En consecuencia, en el año 594 a. C. fue elegido arconte. Solón asumió la labor de reconciliar a los atenienses, para lo cual hizo volver de su exilio a los Alcmeónidas. A continuación tomó una enérgica medida, la "seisacteia", o eliminación de cargas, por la cual todas las deudas hipotecarias y personales fueron canceladas, y prohibió para el futuro el préstamo de dinero con garantía personal.
Solón reorganizó también la constitución política de Atenas. Junto al Areópago colocó un consejo de 400 miembros escogidos por partes iguales entre las cuatro clases de ciudadanos, formadas de acuerdo con sus riquezas. Todo el pueblo tenía derecho a asistir a las asambleas y a elegir a los magistrados, a quienes podía pedir que rindiesen cuentas al fin del año de su ejercicio. En la asamblea se decidían los asuntos de guerra, paz, finanzas, etc. Se formó asimismo un tribunal popular, constituido por ciudadanos de más de 30 años, al que cualquiera podía apelar contra las sentencias de los magistrados.
Esta constitución fue el primer paso para el establecimiento de la democracia en Atenas. Pero las reformas de Solón (que fue reelegido arconte veintidós años seguidos) no duraron mucho. El Ática estaba dividida en los partidos de la "llanura" (nobles), la "costa" (comerciantes) y la "montaña" (desposeídos), y los conflictos se producían por cualquier asunto público. Al frente del partido de la montaña se encontraba Pisístrato, hombre de noble cuna, inteligente y tortuoso, que, apoyado por sus partidarios demócratas, se hizo tirano de Atenas en el año 560 a. C.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: Reconstrucción ideal de Atenas, según Leo von Klenze (1846).

martes, 2 de enero de 2024


 

Colonización y guerras.
El impulso de la colonización griega se prolongó hasta bien entrado el siglo VII a. C. Las nuevas oleadas de colonizadores ya no procedían de un origen común y cada grupo llevaba consigo leyes y costumbres que tenían que ser armonizadas con las de los demás. Por primera vez surge la necesidad de promulgar códigos legislativos. Primero Zaleuco y más adelante Carondas se encargaron de redactar las leyes de las colonias de Italia y de Sicilia (que formaban la denominada "Magna Grecia"). Hacia el año 620 a. C. se publicaron en Atenas las leyes de Dracón, célebres por las fuertes penas que establecían para sus transgresores, aunque en realidad sólo reforzaban la posición de privilegio de los aristócratas.
En la vida política de las ciudades-estado, los magistrados eran nombrados más por sus riquezas e influencias que por su nobleza de conducta, lo cual daba lugar a frecuentes casos de corrupción. La inquietud y la agitación social abundaban en la Grecia del siglo VII. Un típico efecto de ello fue la aparición de los llamados "tiranos": hombres que se elevaban sobre sus conciudadanos a una posición despótica y que luego se mantenían en el poder por la fuerza. Tales fueron los "Ortagóridas" de Sición (descendientes de Ortágoras), así como Pítaco de Mitilene, Periandro de Corinto, Teágenes de Megara y muchos otros.
También en el siglo VII, merced en parte a contactos más frecuentes con pueblos extranjeros y en parte a la costumbre de reunirse en grandes juegos públicos (Olimpia, Pitia, Nemea e Istmia), los griegos adquirieron conciencia de una cultura común. Para denominarla eligieron el gentilicio de "panhelenos" y, posteriormente, "helenos".
Gracias al impulso dado al comercio y a la navegación se mejoró la construcción naval; se implantó un nuevo sistema de pesos y medidas originario de la ciudad de Egina e incluso una rudimentaria acuñación de moneda, introducida por Fedón, tirano de Argos.
Finalmente, el siglo VII se recuerda por dos grandes guerras que en él se desarrollaron: 1) La guerra entre Calcis y Eretria, ambas en la isla de Eubea, en la cual tomaron parte la mayoría de las "poleis" griegas. 2) La segunda guerra mesenia (645-628 a. C.), en la que Esparta se anexionó Mesenia.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: Recreación pictórica de una nave de guerra griega.

domingo, 3 de diciembre de 2023


Esparta.

De entre el rosario de las "poleis" griegas destacan dos que fueron las más importantes: Atenas y Esparta. Atenas llegó a ser una gran ciudad de régimen democrático, cuna de las libertades individuales y un extraordinario foco de civilización. Pero de su evolución nos ocuparemos detenidamente en próximos capítulos de esta serie.

La historia de Esparta tomó derroteros distintos. Situada al sureste del Peloponeso, en la región de Lacedemonia, fue conquistada por los dorios, minoría dirigente que sometió a los habitantes indígenas a una ominosa servidumbre. A los esclavos procedentes de los territorios circundantes se les llamó "ilotas". La vida en esta ciudad estaba severamente reglamentada bajo el principio de que el ciudadano no tenía otra finalidad que la de subordinarse en todo momento a las necesidades del Estado. La primitiva constitución espartana se atribuye a Licurgo, legislador semilegendario que, según la opinión más extendida, vivió entre los siglos IX y VIII a. C. Desde los primeros tiempos, Esparta fue gobernada por dos reyes, aunque existían también un consejo de ancianos ("Gerusía") y una asamblea de ciudadanos. Licurgo fijó las relaciones entre reyes y órganos consultivos, y puso término a las malas prácticas de gobierno imperantes hasta entonces.

Desde los 7 hasta los 30 años, los varones espartanos eran educados exclusivamente para la vida militar, de forma austera y atlética. Sufrían toda clase de ejercicios y de privaciones con el propósito de endurecerlos como soldados. Normalmente, los ciudadanos-guerreros se agrupaban para su instrucción en secciones de 15 miembros cada una, y a su vez cada integrante se comprometía a suministrar cierta cantidad de alimentos. Terminado el largo servicio militar, el ciudadano tenía derecho a elegir esposa y a fundar una familia, con la obligación de procrear una prole numerosa. No había aristocracia en Esparta: todos llevaban una vida sencilla, en común, despreciando los lujos, aunque existían diferencias de fortuna. En el siglo VIII, en la época de la primera guerra mesenia (743-724 a. C.), se crearon nuevos magistrados, los llamados "éforos", quienes gradualmente irían adquiriendo poderes cada vez mayores.

La ciudad-estado de Esparta constituyó el más formidable ejército de tierra de la antigua Grecia. Su sistema político totalitario tuvo siempre enconados detractores, pero también partidarios entusiastas. Entre estos últimos hallamos a Platón (con matices), a Jenofonte y a una abundante nómina de autores que llegan, incluso, hasta la edad contemporánea. Al final, el culto a la fuerza física, que Esparta personificaba, sucumbió ante la fuerza de otras ciudades helenas coaligadas en su contra. Habiendo negado cualquier asomo de individualismo a sus habitantes, ninguna obra de arte o de cultura de importancia forma parte del legado espartano. Sólo nos ha quedado la dureza de su carácter, expresada a la perfección en la sentencia que las mujeres lacedemonias formulaban al despedir a sus hombres que iban a la guerra: "Vuelve con el escudo o sobre el escudo" (es decir, vencedor o muerto).

Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: Guerreros espartanos armándose, reproducción de una pintura antigua.

viernes, 3 de noviembre de 2023


HESÍODO fue un famoso poeta de la antigua Grecia. Aunque se le consideró mucho tiempo contemporáneo de Homero, hoy predomina la opinión de que vivió en época posterior. Su existencia suele situarse en torno al año 730 a. C. e incluso más tarde, ya en pleno siglo VII a. C. El padre de Hesíodo se trasladó de Asia Menor a Ascra (Beocia), lugar en el que pudo nacer nuestro personaje. Sin embargo muchos estudiosos consideran que llegó a Beocia siendo niño y que creció para dedicarse a la agricultura y al pastoreo. Él mismo cuenta que en sus ocios pastoriles comenzó a escribir versos. El hecho de que disputara con un hermano suyo por la herencia familiar, al que suelen referirse sus biógrafos, no está acreditado. Se cree (aunque tampoco es seguro) que Hesíodo residió después en Orcómenos y que allí murió; por lo menos su tumba se mostraba en dicha ciudad en épocas posteriores. Pero Tucídides menciona una tradición según la cual fue muerto en el templo de Zeus Nemeo, en Locria, por unos ciudadanos que le culparon de encubrir a un asesino. La versión de que contendió con Homero para ganar un premio de poesía ha sido generalmente descartada por su anacronismo.

Hesíodo dejó solamente dos poemas que puedan estimarse genuinos: "Los trabajos y los días" y "La Teogonía", aunque se duda por algunos críticos de la autenticidad de esta última obra. "Los trabajos y los días" es el primer poema didáctico griego llegado hasta nosotros. Trata de los métodos de labranza y de la debida observación de las estaciones; contiene, además, una especie de calendario y numerosos preceptos para la administración casera, comercio, elección de esposa, navegación y educación de los niños. Se encuentra, no obstante, verdadera poesía en varios episodios de la obra, por ejemplo en la fábula de Prometeo y Pandora, en la relación de las diferentes edades del mundo y en la descripción del invierno. Hay también mucho vigor de pensamiento en las máximas morales y políticas que abundan en la obra. "La Teogonía" trata de la creación del mundo, del océano, la tierra, el cielo, las estrellas y del origen y genealogía de los dioses.
Fuentes: "Hesíodo y las tradiciones biográficas de la Antigüedad" (Gregory Nagy).
Imagen: Busto de Hesíodo.

martes, 3 de octubre de 2023



Los orígenes de las "poleis".
El periodo comprendido entre el 1000 y el 700 a. C. en Grecia fue de mezcla y asentamiento de las poblaciones. La costa de Jonia, en el continente asiático, fue colonizada y a través de esta avanzada se introdujeron en la tradición cultural de los griegos las ideas orientales. La topografía de Grecia (valles fértiles rodeados de montañas, litoral con frecuentes y profundas bahías) favoreció el desarrollo de numerosas ciudades-estado, llamadas "poleis" en lengua griega ("polis" en singular), que al principio estaban gobernadas por reyes y que posteriormente evolucionaron transformándose en gobiernos oligárquicos. La consecuencia de esta dispersión fue el intenso particularismo del carácter helénico y la imposibilidad de fusionarse en una sola nación.
Sin embargo, en algunos casos las "poleis" se unían en Ligas, como ocurrió en Arcadia y en Beocia; en otros, una ciudad-estado conquistaba a sus vecinos, como Esparta, que sometió a Laconia y a Mesenia; en el caso de Atenas, esta "polis" consiguió convertirse en la cabeza del mundo jónico (ajeno a la invasión doria) y en el centro de la región del Ática. Sucedía también que las "poleis" se agrupaban en el culto común a un dios local y formaban una "anfictionía", como las que existieron en Delfos y en las Termópilas. Algunos de los templos de los oráculos, a los cuales acudían los griegos para consultar a los dioses, llegaron a adquirir importancia nacional (Dodona, Delfos). Y por otra parte, los Juegos Olímpicos, que toman su nombre de la ciudad de Olimpia, se convirtieron en grandes festivales deportivos de alcance panhelénico a partir del año 776 a. C., fecha de la primera Olimpiada.
Pero ni todas estas manifestaciones ni el hecho de hablar una misma lengua lograron vencer el acendrado sentimiento de pertenencia a una ciudad-estado, al que se añadía un cierto desprecio que los ciudadanos griegos sentían por las fórmulas políticas de mayor extensión territorial. La amenaza de un enemigo exterior (como lo fue el Imperio persa) alteró en parte la visión particularista, aunque tampoco consiguió suprimirla. Los resultados de esta concepción, a la larga, serían fatales para la independencia de las "poleis".
Hacia mediados del siglo VIII a. C. desaparecieron las monarquías; sólo Esparta conservó esta institución, con algunas características propias. Hacia el año 730 a. C. comenzó el periodo de colonización. Este fenómeno vino motivado por la estrechez de límites y el exceso de población en las "poleis". Los griegos establecieron colonias en las islas de los mares Egeo y Jónico, en las costas de Asia Menor y del Mar Negro, en el norte de África, en el sur de Italia y Sicilia (que comprendían la llamada "Magna Grecia"), en el sur de Francia y en las costas de España. Las colonias se caracterizaban por poseer independencia política y económica con respecto a su "polis" de procedencia, con la cual únicamente conservaron vínculos sentimentales. El comercio se desarrolló con tal firmeza que, aun en el primer tercio del siglo XX de nuestra era, el griego continuaba siendo la lengua mercantil del Mediterráneo oriental.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).

Imagen: Ruinas del antiguo templo de Apolo en Delfos, sede del oráculo del mismo nombre.


domingo, 3 de septiembre de 2023


HOMERO es el nombre dado al supuesto autor de los antiguos poemas épicos griegos la "Ilíada" y la "Odisea". De la vida de Homero no se conoce a ciencia cierta mucho. Partiendo de una mención que hizo Heródoto, suele datarse su existencia en el siglo IX a. C., aunque dataciones más recientes la sitúan preferentemente en el siglo VIII a. C. Se cree que fue un bardo ciego que deambulaba de ciudad en ciudad y se ganaba el sustento recitando poesías ante las cortes de los reyes de la época. Al parecer siete ciudades griegas (algunas de ellas de la Jonia asiática) reclamaron a la muerte de Homero el honor de haberle visto mendigar el pan por sus calles, lo cual indica la incertidumbre que envuelve al poeta. Lo más probable es que estuviera vinculado como siervo a algún poderoso personaje, algo que sugieren los propios poetas cantores que se describen en la "Odisea".

La poesía épica surgió entre los griegos durante la época micénica y floreció posteriormente en los enclaves helénicos de la costa occidental del Asia Menor. Varios hechos hacen pensar que los dos poemas fueron compuestos en el periodo 850-800 a. C., o bien en la primera mitad del siglo VIII como muy tarde. La "Ilíada", el más antiguo de ambos, narra un episodio de la guerra de Troya (Ilión). Aquiles, caudillo griego, disputa con Agamenón, comandante en jefe, la posesión de una esclava capturada. Al verse burlado en su deseo, Aquiles se niega a luchar contra los troyanos y en su ausencia los griegos son derrotados. Para evitar un desastre total, Aquiles permite que su amigo Patroclo participe en la batalla. Pero éste muere a manos de Héctor, el héroe troyano, y entonces Aquiles, olvidando su disputa ante el deseo de venganza, vuelve a entrar en combate y mata a Héctor.
La "Odisea" relata los viajes de Ulises (Odiseo), uno de los jefes de la expedición griega contra Troya. Durante 10 años va de un lado para otro del Mediterráneo, pasando por una serie de aventuras maravillosas en que encuentra gigantes, hechiceras y monstruos devoradores. Habiendo perdido a todos sus hombres en estos avatares, llega sano y salvo a su natal isla de Ítaca, donde encuentra a su esposa Penélope asediada por una multitud de pretendientes que le suponen muerto. Con ayuda de su hijo Telémaco y de otros pocos sirvientes fieles, Ulises da muerte a los pretendientes y reanuda su reinado.
Aunque hay otros poemas que se atribuyen a Homero, se deben con certeza a poetas posteriores. Tales son los "Himnos Homéricos", narraciones cortas de aventuras de los dioses, y un poema épico-burlesco, la "Batracomiomaquia" o "Batalla de las ranas y los ratones". La controversia alcanza incluso a la propia "Odisea", cuya autoría se discute todavía por parte de muchos investigadores de la épica antigua.
Fuentes: "Homero" (Pierre Carlier).
Imagen: Busto de Homero.