"Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba...".
Sor Juana Inés de la Cruz.
"Eres -me dices- celador de estrellas,
alma de versos, generoso trigo,
el rayo de mi luz, el fiel amigoque las horas más tristes vuelve bellas.
El camino sin fin, las hondas huellas
de unos ojos que tienes por testigo,
el puerto y el amparo, donde sigo
esperándote en todo lo que sellas.
Eres más, si es que cabe... La constancia
de que renace siempre en nuestras vidas
eso que hiela el pertinaz relente.
La inquietud que te enreda, la fragancia
de apasionadas flores compartidas,
la sed en busca de su eterna fuente...".
Soneto escrito "al dictado"...
ResponderEliminarDesde luego,es maravilloso estas palabras de versos,no hay constancia por lo contrario , el poema lo dice, que el rayo de luz es el fiel amigo en las horas tristes las hace bellas, claro es lo que podía pasarme a mi y a cualquiera, tiene mucha importancia este tema. De esa fragancia es una palabra que me encanta que emana de rocío y el relente se la lleva a la fuente donde ahí se sacia la sed.
ResponderEliminarEste poema me gustas pero quería comprenderlo mejor.
Guadalupe.
Gracias por tus opiniones. La explicación del poema es muy sencilla: el poeta escucha una voz muy especial y pone en verso las propias palabras que oye...
Eliminar"UNO DE LOS POEMAS QUE MAS ME HA TOCADO EL CORAZON". GRACIAS RAFAEL!!! QUE BELLA TU ALMA DE POETA..
ResponderEliminarEl culto a la belleza es lo que nos hace bellos. Gracias a ti, Adriana.
EliminarAh, ya, me ha hecho gracia de lo fácil que es ahora tengo la transparencia del poema así aprendo, miles de gracias.
ResponderEliminarGuadalupe.
De nada, es un placer.
EliminarA veces somos capaces de sentir en nuestro interior alguna voz que nos dicta cosas tan dulces y auténticas como estos versos con los que tu nos has obsequiado, lo importante es no cometer errores que nos vuelvan sordos y nos impidan escuchar aquello que nos dicta nuestro corazón.
ResponderEliminarSí, así es, pero el error se acaba produciendo, fatalmente, y la voz que escuchábamos y que era toda nuestra vida deja de oírse. Entonces sólo nos queda rumiar el pan amargo de la soledad...
EliminarLa originalidad de este soneto está en el hecho de que no es sólo el propio poeta el que habla, sino otra persona, que es la que se hace presente de forma velada. Más que un soneto al dictado me parece un soneto "a dos voces".
ResponderEliminarEn realidad la voz del propio poeta apenas se escucha en el poema, porque predomina absolutamente "la otra voz". Pero te agradezco la aportación que haces al texto.
Eliminar¡que hermosamente escribes, se derrama ternura de arriba a abajo en todo el poema... felicidades una vez más.
ResponderEliminarLa ternura es una de las verdades esenciales en poesía. Gracias, Julia.
EliminarRafael, siempre es un placer leerte, corazón. Por supuesto que eres celador de estrellas y alma de versos. Eres la autenticidad lírica más impresionante.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios, amigo. Entro muy de tarde en tarde a mi blog pero siempre me alegro de tener cerca amigos como tu. Escritores como tu.
Besos.
Yo también me alegro cuando apareces por aquí. Todos los poemas aumentan de valor cuando se comparten, creo que eso lo sabemos bien. Te agradezco tus amables palabras.
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