Caída de Esparta.
Después de su derrota en la Guerra del Peloponeso, en Atenas se formó un gobierno reaccionario llamado de los "Treinta Tiranos", pero no tardó en restaurarse la democracia (403 a. C.). En cuanto a Esparta, intentó organizar su hegemonía colocando gobiernos oligárquicos en las ciudades griegas. Estas iniciativas causaron gran disgusto y, en parte para congraciarse, los espartanos comenzaron una nueva guerra contra Persia (401), primero con la expedición de Ciro el Joven y después con el ataque de Agesilao a Asia Menor (396).
En el año 394, Atenas, junto con Tebas y Corinto (dos ciudades que apenas 10 años antes la detestaban), declaró la guerra a Esparta mientras el rey Agesilao estaba luchando en Asia. Agesilao regresó a Grecia y su ejército batió a los aliados en Nemea y Queronea, pero al mismo tiempo la flota espartana sufrió una grave derrota en Cnido frente a los persas comandados por el ateniense Conón y el medo Farnabazo, y dejó de ser una potencia marítima. Poco después, con ayuda del dinero persa, se reedificaron las fortificaciones del Pireo y las murallas de Atenas, ciudad que recuperó así parte de su prestigio perdido.
La guerra, tanto en Grecia como en Persia, languideció hasta el año 387, en que se concertó la llamada Paz de Antálcidas. Las ciudades griegas de la costa asiática fueron cedidas a Persia, en tanto que las de Grecia debían ser independientes, pero Esparta recibió el encargo de hacer cumplir las condiciones del tratado y, de esta manera, continuó siendo el Estado dirigente. Una vez más abusó de su autoridad, no sólo desmembrando a Mantinea y destruyendo la Liga Olíntica, sino también apoderándose de la ciudadela de Tebas (382), que no fue recuperada hasta el año 379.
La conducta de Esparta originó la formación de la segunda Liga Délica para protegerse contra ella. Para entonces Tebas había acrecentado mucho su poderío. Esta ciudad, dirigida por Pelópidas y Epaminondas, intentó unificar Beocia. A ello se opuso Esparta y se produjo la batalla de Leuctra (371), en la que fue derrotado por primera vez en campo abierto el ejército espartano. Como consecuencia se desencadenó una revolución en el Peloponeso: la ciudad de Megalópolis fue fundada en Arcadia, los mesenios regresaron del exilio y proclamaron su independencia, y el poder de Esparta quedó abatido. En cierto modo fue una desgracia para Grecia, ya que nadie era ya capaz de imponer el orden. Tebas fue mirada con odio hasta por sus más antiguos amigos. Reinaba la mayor confusión. En la batalla de Mantinea (362), en la que, aliados por una vez, espartanos y atenienses lucharon contra los tebanos, resultó muerto Epaminondas y Tebas no pudo ya aspirar a la hegemonía entre las ciudades griegas.
Fuentes: "Historia de Grecia" (Hermann Bengtson).
Imagen: "Muerte de Epaminondas", grabado de Bartolomeo Pinelli (1812).