lunes, 21 de abril de 2014

EL PELIGRO

                                       
                       
                                                                 Mujer que de hermosura emites llamas,
                                                                 fuego ceñido que mi ser calienta
                                                                 e inunda en claridad, o lo alimenta
                                                                 con roja savia de candentes ramas:

                                                                 el final del invierno, que proclamas,
                                                                 sobre mi piel y mi escritura alienta,
                                                                 borrando la penosa impedimenta
                                                                 de sus crudas y estériles retamas.

                                                                 Acerco a ti mis brazos, confiando
                                                                 que en el calor de tu divina brasa
                                                                 no ha de morirse lo que está incubando.

                                                                 Mas, ¡ay de mí!, que entonces ya sin tasa
                                                                 tu hoguera se propaga, calcinando,
                                                                 y en tu furor a mi imprudencia abrasa.




29 comentarios:

  1. "No caigáis en la tentación", nos dicen. Pero al poeta no se le puede impedir que, al menos, la describa en sus versos...

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  2. jejeje... según lo dices la "tentación" debía merecer la pena. Otro soneto de maestro Rafael.

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    1. Lo merecía... y lo merece, Roberto. Gracias por tu elogioso comentario.

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  3. Todos somos tentados por la belleza. El peligro no es caer en el deseo, sino reprimirlo. Grandes palabras Rafael, muchas gracias Poeta.

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    1. Tú lo has dicho, José. Para la poesía no hay represión que valga. Muchas gracias a ti por la acogida que siempre me dispensas.

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  4. AlmaDayana AlmaDayana21 de abril de 2014, 22:42

    ¡Excepcional! Cuanta sensualidad y pasión tiene este bellísimo soneto...!! Ha merecido la pena esperar porque le has dado vida a esta bella dama. ¡Sin aliento me quedo! Felicidades poeta. Gracias por deleitarnos.

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    1. Sensualidad y pasión que en la métrica del poema parecen domadas... pero sólo lo parecen.

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    2. AlmaDayana AlmaDayana21 de abril de 2014, 22:56

      Pues lo has domado, te lo aseguro. Lo he leido no sé cuantas veces pero en la primera, me enganchó. Es puro fuego.

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    3. La felicidad del poeta (de cualquier artista) se encuentra en comentarios como el tuyo. ¡GRACIAS!

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  5. Gracias Rafael Simarro por este soneto ya sea de llama o no cuando el poeta le sigues las rimas si puedes escribir más pasión no hay quien lo impida como tú dices, es un placer leer para el lector los bellos versos,agradecida,saludos, Guadalupe.

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    1. Las rimas, en este caso, apenas pueden contener la pasión, que, cual agua hirviente, se escurre entre ellas... Gracias, Guadalupe.

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  6. ..la mujer parece también arder de deseo y envuelve al poeta en sus llamas..fantástico poema!!

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  7. Qué poema más erótico, me ha encantado...

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    1. Es un placer para mí que te guste.

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    2. De hecho está presente esa carga en el poema.

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    3. Una "carga" que se acentuará más en venideros poemas...

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    1. Gracias, amiga, intento mantener el nivel para no defraudar a los lectores.

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    2. Rafael eso jamás sucederá!!

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    3. No hay que dormirse en los laureles...

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    1. Agradezco mucho tu opinión, siempre valiosa en esta página...

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  10. Francisco de Miguel López22 de abril de 2014, 23:44

    Bonito soneto Rafael.

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  11. Es que las tentaciones parece que las pinta el diablo... Pero como bien dices, no se puede impedir al poeta que por lo menos las plasme en sus versos. Un placer leerte Rafael.

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    1. No, no se puede impedir, porque iría contra la libertad, y ésta es sagrada. Un placer reencontrarte, Antonia.

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  12. Y qué grato es el placer de consumirse en el fuego deseado, muy buen soneto.
    Un saludo.

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    1. Gracias por tu comentario y te doy la bienvenida a mi blog.

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